El esperado día llego, estabas ansioso y excitado, en la semana pasaste junto al pilar que colgaba el cartel, pero extrañamente no te topaste con él, claro que ni te importo.
No tenías ni la menor idea de dónde era el espectáculo, así que caminaste por la ciudad a ciegas, como un sonámbulo guiado por sus sueños. Cuándo menos lo esperaste te detuviste frente a una cafetería. El cartel de neón había llamado tu atención, con decorado rojo y letras blancas solo se leía una cosa: Entra. El aire misterioso del letrero te resulto familiar, tanto que no dudaste en obedecer.
Cuándo estabas por abrir la puerta volviste a escuchar un susurro suave y delicado, nuevamente decía tu nombre, solo que esta vez venia acompañado por ligeras risas y un pequeño murmullo, igual al de un público antes de una función.
Nadie te cobró al entrar, es más, nadie te recibió en la puerta, claro que no te importó en lo más mínimo.
El local era idéntico a alguno que antes hallas visto en televisión, las mesas apuntaban al escenario y brillaban con la tenue iluminación del lugar. Al fondo del local había un escenario negro y de forma circular. Las paredes eran de un rojo aterciopelado, al igual que las sillas ubicadas en las mesas. Había una barra a tu derecha, colocada en un preciso ángulo con el que lograras ver lo que sucedía en el escenario.
Y tras mirar como el local se llenaba rápidamente de personas tomaste asiento en la barra, no eras de beber, así que pediste una gaseosa.
No habían pasado ni cinco minutos y ya tenías una rutina, tomabas un sorbo de tu vaso, mirabas la hora de tu reloj, palmeabas levemente la barra y volvías al principio, ¿acaso te estaba invadiendo la ansiedad?, ¿cúal era la necesidad de que el espectáculo diera inicio?, nadie sabía porqué estabas en ese lugar, ni tu sabías porque estabas allí.
Para que sufran lo dejaré hasta aquí. Como siempre esperó desfrutaran el capítulo y los votos y comentarios son bienvenidos.
Eli.