Integracion

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Casi amenaza de muerte al abogado cuando mencionó el cambio de nombre, no era una maldita propiedad, tampoco quería ser parte de la familia del tipejo enfermo, y hubiera armado un escándalo colosal si su padre no le hubiera abofeteado enfrente del hombre.

Al final solo tuvo que asentir cuando le anexaron el nombre de su esposo, era lo máximo que el abogado podía hacer, mientras su padre excusaba su comportamiento debido al sentimentalismo tan marcado de las mujeres.

Quería volver a casa con sus padres, e ingenuamente creyó que su hermano le había conseguido un boleto de contrabando, sin embargo era un vuelo redondo con destino a florida para su luna de miel.

La noche de bodas y la luna de miel habían sido los momentos más espantosos de su vida, si bien era cierto que Oliver ya lo cogía, no era tan frecuente o tardado como en esos días, mucho menos tenía que estar huyendo de él en un hotel.

Solía disfrutar de los ostentosos viajes que realizaba con su familia, pero después de andar con un bikini rojo por la playa, siendo manoseado por su marido y recibiendo todo tipo de miradas de la gente, desde morbosas hasta despreciativas, para todavía tener que cumplirle al enfermo, lo había dejado asqueado de por vida.

Hubo un punto en que se encerró en el baño por horas intentando borrar las marcas de ese sujeto sobre su piel.

Terminó con la piel irritada, frustrado de no haber logrado su cometido y todavía teniendo que recibir en su lecho a esa bestia.

Ya no podía con esto.

Después de una semana fue presentado a la familia de Oliver, la cual era relativamente normal, eran unos ancianos de clase media que vivían de su jubilación mientras que el hermano menor de Oliver ya tenía ocho hijos y esperaba su ascenso en una fábrica de cajas.

Su suegra fue la primera en saludarlo diciéndole cuán suertudo había sido por quedarse con su hijo mayor, que este era la adoración de la casa, que siempre había estado en el cuadro de honor y había sido participe de múltiple equipos deportivos en su juventud, que lloraron a mares cuando se graduó de médico, y que...

Todos ansiaban la llegada de nietos, su suegra era igual de inquisitiva que su hijo, con preguntas incómodas, consejos no solicitados, reclamos de que descuidaba a su hijo, unos cuantos comentarios incómodos y su tema de conversación favorito...

"Estas muy flaca, si sigues así de desnutrida no quedarás preñada, con razón no tengo ningún nieto"

"Ya no eres una niña, a tu edad yo ya estaba cuidando a mis dos hijos, ojalá el señor me hubiera enviado más, no como ahora, las chicas de hoy en día no aguantan nada, en mis tiempos..."

"Si no querías hijos no te hubieras casado, ¿que clase de mujer eres?"

Era una suerte que no tuviera que convivir con aquella mujer más de lo necesario, porque ganas no le faltaban para estrangularla.

Por suerte había estado en contacto con su hermano para revisar todos los archivos de su padre, habían iniciado su propia investigación para vender la información a los rivales de su padre, no sin antes verificarla a profundidad para que no pudieran ligarlos a ella.

Sin embargo su padre era un hombre listo, preveía muchos de esos aspectos y mucha de la evidencia ya había desaparecido, y la que quedaba era más probable que se usara en contra de Remington o sus abuelos, pequeños sacrificios que ese hombres estaría dispuesto a aceptar.

Tenían que encontrara una forma de utilizar la poca información que tenían, de actos delictivos menores, su padre era un hombre bastante sociable y algo descuidado cuando se trataba de presumir sus hazañas, como volverse amigo de dos grandes rivales políticos que tenían una enemistad de a muerte.

La obsesión tiene rostro de mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora