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Un sudor frio recorrió mi cuerpo cuando miré alrededor y volví a estar en el descampado de la pelea de Valhalla. El sol, al igual que aquel día, quemaba a pesar de ser octubre. No estaba solo, todos estaban ahí, todo era igual que aquel día.

"Es una pesadilla, Chifuyu, no te preocupes" Me dije a mi mismo a pesar de que todo parecía demasiado real. Todo volvía a pasar exactamente igual que aquel treinta y uno de Octubre, por mucho que quisiera no podía cambiar mis acciones, no podía decir nada que no dijera ese día. Era muy frustrante, iba a volver a revivir la muerte de mi mejor amigo. ¿Solía tener pesadillas con eso? Sí, claro que sí, pero nunca eran tan largas ni tan realistas y siempre sentía que podía despertar en cualquier momento, pero no hoy. Finalmente estaba volviendo a notar el calor de la sangre de Baji sobre mis manos, sus últimas palabras venían por fin.

- Gracias, Chifuyu...

Un fuerte dolor invadió mi pecho, sabía que ahora iba a gritar, era totalmente consciente, pero no quería volver a hacerlo no quería que esas fueran mis últimas palabras a Baji. Supongo que mi cerebro era consciente de todo el dolor que estaba sufriendo, así que me dio una tregua, las palabras por fin se hicieron paso hacia mi boca, permitiéndome decir las últimas palabras que Baji merecía escuchar.

- Te quiero, Baji-san, siempre lo haré.

Un sonido estruendoso empezó a apoderarse del ambiente, pero no eran las sirenas de policía que mi mente recordaba sino algo peor. Abrí los ojos de golpe topándome con el blanco techo de mi habitación, me giré para coger mi móvil, el nombre de Takemichi aparecía en la pantalla, como siempre tan inoportuno.

- ¿Qué quieres, Takemichi?

- ¿Cómo que que quiero? – respondió con un tono un poco enojado - ¿Has olvidado que me habías prometido que me acompañarías a mirar un regalo para Hina?

¿Lo recordaba? Si, Takemichi quería regalarle algo original a Hina por san Valentín, pero estaba tan cansado anoche que pensé que si me olvidaba de poner la alarma y llegaba tarde tampoco pasaría nada.

- No, es solo que parece que no me ha sonado la alarma. – mentí – Me visto como algo y voy para tu casa.

- Esta bien, no llegues tarde.

A pesar de lo que le había dicho a Takemichi me iba a tomar mi tiempo para arreglarme, me di una ducha para quitarme el sudor frio que se había impregnado en mi cuerpo y me vestí con lo primero que pillé, un jersey celeste, que no recordaba que tenía y unos tejanos oscuros. Mi madre no estaba en casa, así que Peke J fue quien vino a darme los buenos días, lo acaricie mientras me preparaba un bol de leche con cereales. Llevaba un collar rojo que yo no le había comprado con una cruz oscura como medallón.

- Que collar más bonito tienes, Peke J, parece que en una de tus escapadas te has ganado el corazón de otra familia. – el gato ronroneo haciendme sonreir– Eres un golfillo. A saber a cuanta gente tienes engañada para que te de comida.

Mire la hora, tenia que irme antes de que mi mejor amigo me odiase para siempre. Me puse los zapatos y salí corriendo hacia la casa de Takemichi, si mantenía un buen ritmo llegaría en diez quince minutos. Pero apenas bajé las escaleras del edificio vi la moto de Mikey aparcada en la puerta con el apoyado sobre ella.

- Mikey ¿Qué haces aquí a pasado algo?

- ¿Eh? – preguntó extrañado – No, no ha pasado nada. ¿Por qué lo preguntas?

- ¿Por qué estas aquí? – le miré con dudas. ¿Qué podía estar haciendo ahí?

- Ah, no, no te preocupes solo estoy esperando. – sonrió - ¿Qué, has quedado con Takemicchi?

Like sand [BajiFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora