TRIHÍBRIDA WHITE [ !ACTUALIZÁNDOSE! ]

32. BAJO LA LUNA LLENA

Las cosas habían estado tranquilas y los cachorros habían vuelto a Beacon Hills junto con Peter y Christopher.

—¿Porque no salimos a correr por el bosque? —preguntó Peter— Es luna llena, se estará bien.

—Yo no puedo —lo miré con pena— Si salgo perderé mi control del lobo y hoy no está mi padre, para que me diga como no romperme los 206 huesos de mi cuerpo.

—Bueno ¿algún lobo o coyote que se apunte, quizás quimera? —preguntó Derek.

—Los humanos nos quedamos con Maddie —dijo Stiles con una sonrisa— No nos apetece ver animalitos a 4 patas corriendo.

—Divertiros —dijo Lydia.

—Cuidad de los cachorros —dijimos yo y Chris al unísono haciendo sonreír a todos.

Habían pasado veinte minutos. Estaba inquieta por la luna llena, pero tambien por algo que no deducía.

—¿Maddie, estás bien? —me preguntó Jason.

—Creo que si  —respondí mientras daba vueltas de un lado a otro.

Escuchamos un aullido.

Mierda.

—¿Un aullido? —preguntó Chris confuso.

—No me suena ese aullido —dijo Stiles confuso.

Me mordí la lengua, en cualquier vida reconocería ese jodido aullido.

—No —susurré para salir corriendo del loft mientras los humanos de la manada corrían detrás mía.

—¿Maddie, que pasa? —gritó Stiles.

—No puedo dejar que les hagan daño —respondí corriendo con mi velocidad de vampiro.

Al llegar vi a la manada de Scott rodeada de mi manada, cuando Klaus iba a atacar a Alec me metí en medio haciendo que me empujase ami al suelo.

Me levanté rápido y les rugí hasta que vi sus ojos, retrocedí.

—¿Que demonios os hicieron?

Cuando Luke y Nathan estaban por atacarme, Sam y Carl se metieron en medio recibiendo una mordida.

—¿Que haceis idiotas? —gruñí asustada.

¿En dónde estaba la puta cámara oculta?

Mi manada fuera de control.

Sam y Carl mordidos por lobos.

Yo bajo la luna llena apunto de que se me rompan los huesos.

—Tenemos órdenes de matarte —dijo Luke como si estuviese controlado.

—A todos los sobrenaturales —dijo Klaus.

—No dejaré que lo hagáis —les respondí enseñándoles mis ojos, mientras intentaba no sucumbir a los instintos de la luna.

—Eres débil Madeline —dijo Amelia— No perteneces a la manada —apreté mis puños negando con la cabeza.

Amelia nunca me llamaba por mi nombre completo, tampoco me diría que no pertenezco a la manada.