☞︎︎︎ ᪥ ☜︎︎︎

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Hace dos horas se encontraba frente al espejo, y si bien disfrutaba de verse a sí mismo, esperaba a que quizás Samuel apareciera allí.

Se encontraba sentado con las piernas flexionadas y casi pegadas al pecho, sus brazos rodeaban sus rodillas y su barbilla estaba apoyada en ellas.

Le habían traído el desayuno veinte minutos después de que se había levantado, ya han pasado aproximadamente una hora y media y todavía no tocó aquella bandeja, de suerte el desayuno no era café o algo similar, un poco de ensalada y pollo junto a un vaso plástico de jugo fue entregado hoy.

Y su estómago se encontraba vacío y él lo sentía, pero no pensaba tocar su comida hasta que no escuchará el gruñido más escandaloso de sus intestinos rogándole por alimento.

Cuándo cambió de posición acostándose en el suelo dejando apoyada su mejilla sobre sus manos que estaban sobre el suelo, el espejo comenzó a llenarse de vapor y luego escuchó la distorsionada voz de Samuel a lo lejos, eso lo hizo levantar la cabeza.

Se llevó una sorpresa cuando no vio una silueta negra, sino a una persona con todos sus detalles y colores en el cuerpo.

-Holaa- Cantó el ahora, descubierto castaño. Guillermo impresionado se levantó y se arrodilló en el suelo acercándose más al espejo y pegó su mano a ella con la boca semi abierta.

-Tienes barba- Susurró contento y presumiendo sus dientes en una amplia sonrisa-Eso es...yo quiero barba- Comentó pasando su ojos lentamente por cada pequeña zona que cubría el vello facial del otro.

-¿Si?¿Te gusta mi barba?- Se acercó un poco más y giró su rostro de un lado a otro con lentitud para que Guillermo pudiera observar bien, él apretando sus labios asintió repetidamente.

Más encima que era un poco lampiño, los cuidadores no les dejaban tener vello facial, púbico y el cabello debería estar prolijo con un largo adecuado, así que le fascinaba el aspecto de Samuel ya que no podía compartir las mismas características.

Había visto muy poca gente con barba, y mucho menos con una casi perfecta como la de él, en esos momentos lo estaba admirando y envidiando.

-Estás...- El susurro de Guillermo se desvaneció dejándole con la duda a Samuel, y ya que el pelinegro no terminó de completar la frase por distraerse en mirarle de arriba a abajo, el mismo se encargó de completarla-Muy guapo, ya lo sé, chiqui- Comentó con gracia señalándose a la vez que inflaba el pecho, Guillermo rió bajando lentamente su mano por el espejo y terminó sentándose frente a este con una sonrisa.

-¿Lees mentes o qué?- Dijo intentando seguirle el rollo un poco divertido, todo lo contrario a aquella mínima parte consciente de su cerebro que decía "¿En serio?¿¡Estás así por una puta barba, Guillermo!?".

Eran los efectos de los medicamentos diarios que lo tenían como tonto y profundizaban aquellos pensamientos que tendría un niño de cinco años.

Si, les gustaban las barbas, pero no a ese punto de emocionarse de esa manera por una que estaba bien definida.

-Vale- Rió un poco nervioso ya que no esperaba aquella respuesta-Entonces ¿Te gustan los chicos?- Se dejó caer en el suelo para estar más cómodo.

-Lo digo por si te incómodo con mis comentarios- Aclaró riendo en voz baja-De igual manera no podrás tocarme así que no tengo problema que sigas con tus cosas gays- El castaño rió casi ofendido.

-Ya verás como serás el primerito en desear tocarme, no creo que te resistas tanto- Guillermo solo sonrió ignorando eso-¿Has descubierto cómo funciona la pantalla?- Él castaño negó-Solo se prende y apaga cuando quiere, por suerte siempre estoy cerca- Explicó el castaño que había mirado hacía un lado, ahora extrañamente no había un temporizador al lado de la pantalla.

-Me gusta hablar contigo- Dijo Samuel volviendo su vista al pelinegro-¿Creés que nos podamos conocer más?- Guillermo asintió levemente, para él también era entretenido conversar con Samuel.

-Tú dices tres cosas sobre ti, y luego yo otras tres y así- Sugirió el pelinegro y Samuel aceptó sin problema-Solo espero que el tiempo de la pantalla sea más largo hoy- Samuel sonrió mirando nuevamente hacia el borde derecho donde anteriores veces hubo un contador.

Luego de que ambos soltaron una pequeña risa, Samuel fue el primero en tirar datos aleatorios sobre sí mismo, al completar los tres le siguió Guillermo y continuaron así y cuando a uno de los dos no se le ocurría nada el otro hacía alguna pregunta.

Su conversación finalizó tres horas después, cuándo de la nada el espejo comenzó a desintegrar la imagen frente suyo y dejó de mostrarle a Samuel de manera casi inesperada dejando a medias lo que el otro estaba por decir.

Guillermo quedó en silencio mirando el espejo quedándose con la duda, Samuel no terminó de contarle uno de sus gustos. Y si no fuera por los efectos de los medicamentos, su cabeza daría vuelta por las teorías que formularía sobre ello.

Un cuidador apareció luego de media hora trayendo la bandeja del almuerzo, y aunque le costó un poco obtener la atención de Guillermo, no se fue de allí hasta hacerle comer casi todo de ambas bandejas que se encontraban allí.

Where I can cover up my face
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Donde pueda cubrir mi cara


Tocame | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora