Lee Min-si llega como nueva al instituto Hyosan siendo hermana de Lee Su-Hyeok.
Pero no sabía que su primer día de clases se volvería en un caos
Tampoco se percataria que se enamorara en medio de esa situación tan infernal.
Su presid...
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Nunca fue de muchas palabras desde pequeña, casi siempre dejaba que los demás decidieran por ella, le era muy complicado decir un simple "no" por miedo a que se molestaran o dejarán de hablarle, ya que, era una persona de pocos amigos y poco sociable.
Su hermano Lee Su-hyeok, siempre trato de integrarla con sus amigos o invitarla al parque o cine para que distrajera, pero ella siempre negaba con la excusa de que tenía que estudiar o tenía tarea, pero cuando necesitaba hablar con alguien, ella estaba para el y el para ella.
Y no era del todo mentira, su rol en casa era ser, "la niña perfecta", y ella más que nadie sabía la presión que llevaban esas palabras.
Una pizca de envidia se creo en ella cuando vio como su hermano hacía lo que quería sin importarle un carajo los demás.
Cuando cumplió 17 años decidió cambiar, no por su madre ni por su padre, ahora por ella.
Dejando atrás las inseguridades que aunque no se dieran cuenta, sus padres y familia le crearon.
Ahora primero era ella.
"Que se jodan, es mi vida, y yo decido como vivirla, si repruebo ni modo, sé cuánto me esforcé, y con eso me basta".
Esas palabras hicieron ver en Su-hyeok una sonrisa de oreja oreja, el no era siego, y sabía cómo su hermana se presionaba día con día para se mejor que todos, y no por ella, por sus padres.
Enfrento a sus padres corriendo el riesgo de que dejarán de hablarle o se molestaran con ella, pero a ella ?, Ya no le importaba la opinión de sus padres en sus decisiones o en su vida.
No era alguien rebelde, solo que cuando tenía la oportunidad de divertirse lo hacía, no pasaba alas 24 horas estudiando, pero tampoco era tonta, tenía conocimientos, más allá de los básicos.
Gran parte de su logro se lo agradece a Yoo Gwi-nam, "el bravucón con el que se junta mi hermano", el chico también estaba lleno de inseguridades, pero al ver lo presionada y rota que estába su "Mimi", como el la llamaba, no dudo en ayudarla y está también a el.
Un cariño se formó en los dos, no de forma amorosa, si no, de una forma amistosa.
A sus padres todavía no les convencía la idea de que, "su niña", que ya no era del todo una niña, se retractara ante ellos, se sentían mal al saber cómo sus dos hijos se retractaban, pero también entendieron que no los podían obligar hacer lo que ellos querian.
