Nervios

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Hola...

No, no están soñando... su mal agradecido, irresponsable y estupido escritor aquí esta de nuevo...

Espero estén muy bien, fieles y queridos lectores/as.

Les pido de favor me ayuden a contestar un par de preguntas muy importantes que pondré terminado el capítulo alla abajo al igual que un par de aclaraciones que pondré en una de las preguntas... enserio, es muy importantes...

Sin mas, los dejo para que disfruten... no sin antes recordarles que pienso en ustedes y en esta historia TODOS los días.








Y no, no es broma, bait o publicidad engañosa... en realidad los pienso todos los dias.

Los estimó, apreció y quiero con todas mis fuerzas.






















– ¡MUERAN HIJOS DE PUTA! – gritó con euforia el escondido en el baño disparando 8 veces a los ladrones sonriendo victorioso y con cinismo mientras lo hacía. Se detuvo cuando dejo de sentir el retroceso del arma por haberse haberse acabado ya las municiones de esta. Fue abriendo la boca con lentitud mientras su sonrisa desaparecía al ver lo que sucedía frente a el o mas bien lo que no había sucedido.

Ramon y Eduardo lo seguían viendo, se miraron los brazos y cuerpo con detenimiento y tranquilamente inspeccionándose a si mismos para dar fe por cuenta propia de que se encontraban bien para después voltearse a ver ellos. Sus corazones estaban a mil por hora y estaban muy tensos, sin embargo, se mostraban tranquilos. Se miraron a los ojos durante 3 segundos, lo miraron a el, sacaron sus armas y las vaciaron contra el escondido en el baño del mismo modo que lo hicieron con Benjamin pero ahora lo hacían con enojo y predisposición a la crueldad y barbarie por lo que el desafortunado escondido en el baño había hecho... o intentado hacer.

Se le quedaron viendo al cadaver sin dejar sus glocks aun cuando estas se encontraban ya vacías. Ramon la guardo, se quedó quieto un momento para después cerrar los ojos y estornudar.

– Salud. – dijo Eduardo ido.

– Ay gracias we. – contestó Ramon de manera desinteresada recuperándose del estornudo sacudiendo su nariz. Con los ojos entrecerrados y calmado volteó a ver a Marvin, caminó hacia el y se hinco quedando frente al pobre joven colaborador quien estaba muerto de miedo y temblando, con la mirada perdida y murmurando cosas sentado contra la pared. No era para menos, sus acompañantes los últimos meses acababan de ser asesinados a balazos.

– ¿Como por que puta verga no nos dijiste que había un verga en el puto baño? ¿Se te olvidó o simplemente no quisiste compartirnos ese pinche dato? Y peor tantito, ¿por que no nos dijiste que ese verga tenía una pinche pistola? – cuestionó molesto pero con calma al joven.

– ¿Viste la ira con la cual vacío la pistola contra nosotros? – preguntó Eduardo viendo el cadaver. Al terminar y sin recibir respuesta, hizo una expresión de confusión y volteó a ver la pared tras ellos donde todas las balas habían ido a dar. Caminó y miro la pared donde yacían los agujeros de bala.

Los miró y habló.

– Wey, deberíamos de estar muertos a la verga.

– Pues... tuvimos suerte supongo. – contestó Ramon.

– No, no, no...

– ¿Que estaba muy pendejo para disparar?

– No, no, no, esto fue algo mas que suerte.

– Si... tal vez. – contesto Ramon con desinterés aun mirando a Marvin.

Señalando con la pistola a media altura la pared, habló Eduardo de nueva cuenta muy convencido en lo que acababa de pasar.

Juntos Hasta El Final 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora