¿Tú?

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Meghan estaba dormida, sentía que la observaban, no quiso abrir los ojos al sentir el olor que emanaba de aquel chico. Él no podía haber vuelto. Se había ido para siempre. Meghan cerro los ojos con un poco más de fuerza y el chico se dio cuenta.

Se acercó a ella y le tomo la mano, deposito un beso en esta y la miro fijamente a la cara. Meghan podía preservar todos los movimientos del intruso. Eso era, un intruso en su vida. Un farsante. Una vergüenza.

-Megh, sé que estas despierta –le susurro bajo- por favor, habla con migo

-no hablo con traidores –contesto seca- menos con uno que me encierra por años en una maldita cueva.

Meghan abrió los ojos encontrándose con otro par pero de color escarlata. El medio rubio estaba sentado justo a su lado, ella no quería verlo a los ojos por lo que solo lo vio por el rabillo. El chico se acercó demasiado a ella y Meghan se apartó.

-espacio personal, Alec –le susurro empujando el pecho de su ex mejor amigo- me encerraste en una cueva junto a tu hermana, no quiero que estés aquí –dijo aun sin verlo a los ojos.

-sé que mientes mi Megh, siempre me has amado demasiado, por eso nunca me miras a los ojos, dices que te traicione cuando en verdad te salve del destino que tenían los Vulturi para ti. Ahora estas de regreso y ellos quieren cazarte, pero esta vez, mi hermana si esta con ellos.

-y ¿tú? ¿Qué hay de ti, Alec? ¿Con quién estas?

-yo siempre estaré con tigo mi bestia –susurro tomándole el mentón

-claro yo soy la bestia, yo no mato humanos, tu si.

-pero yo no soy un perro tres veces más grande de lo normal –dijo en broma- tu si mi bestia

-deja de decir que soy tuya, no lo soy, soy mía. Me pertenezco –dijo quitante su barbilla de la mano helada del vampiro.

-eres mía.

-deje de serlo cuando me encerraste en esa maldita cueva sin dejarme ver a mi hermano

-¿Qué? ¿Jacob? Por favor, ambos sabíamos que si te acercabas a él corría el riesgo de que lo mataras, te hice un favor y así me lo pagas. Eres mía Meghan Black, siempre lo has sido y eso no cambia aunque te haya encerrado en cualquier lado.

-claro que lo cambia –exclamo enojada- cambia mucho, ¡pase años ahí dentro escuchando los sollozos de mi hermano cuando no encontraban nada, ni un resto de mi cuerpo por ningún lado! ¡Eso cambia mucho las cosas Alec! ¡Demasiado!

-¿así? Y ¿Por qué aun no me matas? ¿Por qué sigue aquí tratando de conversarte de que encerrarte por tu bien cambia las cosas eh? ¿No era eso lo que querías? ¿Matarme a mí y a mi hermana? –Exclamo el medio rubio molesto- ¿Por qué aun no lo has hecho, Megh?

-no lo sé –susurro.

-yo sí, aun me amas, por favor Megh, ambos lo sabemos eres mía. Siempre lo fuiste –dijo levantando la cara de la chica para que esta mirara sus ojos.

Los ojos de Meghan se iluminaron por varios segundos y Alec lo noto. Algo en ella había cambiado. Alec lo sabía al igual que Meghan. Ella se quedó dudosa. ¿No se había imprimido ya?

*Narra Meghan*

Esto es desconcertante. ¿No me había imprimido ya? Porque siento que no me puedo separar de él. Siento todo mi estómago revolverse y quiero besarlo como nunca. Desde que me convertí en loba, jamás había visto a los ojos a Alec. Pero es muy desconcertante. ¿Qué no era Alex? ¿Se puede imprimar de dos personas?

Alec me miraba con intensidad. Yo le devolvía la mirada. Tal vez solo fue un enamoramiento repentino con Alex porque me siento en las nubes con Alec, todo es diferente, es como si el me atara a la tierra, como si fuera lo único a mi alrededor. Alec me dio una mirada llena de amor.

Yo lo mire.

El suspiro.

Me imprime de mi mejor amigo. Me imprime de un vampiro. Un vampiro que me había encerrado. Pero lo amaba.

Estoy cien por ciento segura.

Estoy imprimada.

Y tengo un presentimiento de que es muy malo.

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2015 ⏰

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