El Encuentro

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Son las 17:00 horas y estoy en el Aeropuerto Internacional de Narita en Tokio, Japón, esperando mi vuelo a Los Ángeles USA, mi sensei me aconseja que sea prudente es un vuelo de casi 24 horas hasta caracas, debo avisarle penas llegue a mi casa, mi amiga Yuki vino a despedirse de mí, ya anuncian el abordaje a mi avión, me despido con una reverencia a mi sensei y aunque en su cultura no es apropiada, le doy un fuerte abrazo y un beso en la mejilla a Yuki, ella me ayudó muchísimo a adaptarme a la sociedad del Japón moderno, con el idioma al cual yo era un desastre, sé que ella siente sentimientos hacia mí, pero mi corazón ya tiene dueña, y voy a viajar al otro lado del mundo solo para verla, me despido de ambos y me embarco en el Avión, una vez sentado en mi asiento, saco la carta de mi amada, la observo un rato y a mi mente llegan recuerdos de su aroma, el sonido de su risa y la hermosura de sus ojos, y caigo dormido esperando llegar pronto a casa.

En Los Ángeles tome otro vuelo a Houston, donde compre un recuerdo y mientras esperaba mi vuelo a Venezuela, comencé a escribir una carta, le había pedido su opinión a Yuki y ella me aconsejo hacerlo misterioso pero detallista, con mi puño y letra plasme mis sentimientos en esa carta, empleando todo mi corazón en ella, y en un sobre la guarde con su foto, quería sorprenderla con eso.

Una vez llegue a Venezuela a las 5:30 am, busque el automóvil que había conseguido alquilado, no tenían compacto, pero me habían ofrecido una camioneta a buen precio y fui en dirección hacia Guárico, en Japón intente comprar un boleto de avión hacia San Juan de los Morros, para así evitarme la carretera, pero como todo salió muy deprisa, no encontré vuelos disponibles, estaba cansado pero a buena velocidad llegaría menos de 3 horas.

Ya son más de las 10:00 de la mañana, nadie ha salido ni se ha asomado todavía por aquella puerta, me estoy preocupado y mi mirada no se aparta de esa casa y de los números que marcan en mi reloj el lento trascurso de la mañana, poco a poco el sol se va acercando a su cenit mientras calienta gradualmente el ambiente, mis parpados amenazan con cerrarse, no he podido dormir mucho en el segundo vuelo, pesan sobre mis ojos las varias noches en vela debido a los preparativos del viaje, además, conduje durante desde el amanecer, pero, no quiero que por culpa del sueño que me amenaza en cada segundo, se arruine la sorpresa que te planee.

Ya son casi las 11 y la sensación de que algo va mal se ha apoderado completamente de mí, salgo del vehículo y vuelvo a tocar la puerta, nadie me responde, busco en mi memoria cualquier indicio de que haya pasado algo extraño o resaltante que explicará tu ausencia, la última vez que hablamos fue hace un par de días atrás, todo estaba bien según mis recuerdos, debido a la diferencia horaria es difícil comunicarnos, pero siempre te note entusiasmada de que volviéramos a hablar en un horario adecuado para ambos, al no encontrar nada preocupante en mis memorias, regreso al vehículo, giro el suiche haciendo rugir el motor, busco mi Telmo, ya no quedan ni gotas del café para calmar el sueño que poco ya me esta dominando, puse la marcha y salí en dirección hacia la casa de tu prima dónde te quedabas muchas veces a dormir.

A pesar de la hora, todas las calles estaban desiertas, los negocios estaban aún cerrados, no me topé con nadie durante el corto camino entre ambas casas, y al llegar, toque la puerta pero no hubo respuesta alguna, no había nadie allí tampoco, decidí regresarme a tu casa, no podía hacer nada más que esperar, mi teléfono al ser extranjero no tiene señal en estas tierras tan lejanas, aparque cerca, en la grama, apoye mi cabeza en el volante, y caigo vencido por el cansancio.

Tengo un sueño extraño, son recuerdos vividos de la noche anterior, estoy en el aeropuerto buscando la camioneta que había alquilado entre un montón de carros aparcados, lleno un Telmo de café, compro varias rosas, le echó un vistazo a tu foto que acompaña la carta, antes de cerrar el sobre y guardarlo en la guantera, me veo en la autopista manejando con música a alto volumen para no quedarme dormido del cansancio, varias veces me detengo en el camino y lavo mi cara, porqué el sueño me amenaza con sacarme del carril, el peligro de un accidente me pone nervioso, vuelvo a pasar esa curva que casi me hizo volcar en la vía y entonces, despierto.

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