La felicidad es azul

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Descubrió que la felicidad era azul cuando tenia cinco años.

Recuerda correr por la casa gritando que tenia el mar y cielo en sus manos, las cuales accidentalmente habían sido manchadas de pintura azul.

Recuerda la sonrisa divertida de sus padres y el sonido de la risa de su hermana mayor al ver el desastre que había creado.

La textura de la pintura aún se sentía presente en su piel cada vez que miraba el cielo, y aquello le provocaba una gran sonrisa en el rostro.

Amaba pintar paisajes usando diferentes tonalidades de azul; siempre se esmeraba en sus cuadros y en trasmitir la felicidad que sentía cada vez que veía aquel color.

Su definición de la felicidad era azul y para ella estaba bien, quería que su vida siempre fuera de ese color.

Cuando tenia quince años y entró en la preparatoria, la vida ya no lució tanto de un azul brillante, pero seguía ahí, y ella continuaba amándolo.

El rostro del azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora