Prólogo

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No te das cuenta de lo simple que puede ser tu vida, hasta que esta pasa por delante de tus ojos en apenas un segundo.

Un conjunto de gritos, luces, fricción de ruedas y rostros descompuestos por el miedo.

No recuerdo gran cosa, solo sé que antes de ese 26 de junio yo era otra persona completamente distinta. Alguien a quien todo le importaba una mierda y no medía las consecuencias de sus actos. Una chica a la que odiaba, pero de la que no podía escapar. Ahora ella se ha ido, y dudo muchísimo que vuelva.

A todos nos puede cambiar alguien o algo. En mi caso fueron todos los cristales rotos que salieron de ese coche. Los pedazos de una vida que no podía volver a unir.

Ver ante ti sueños destruidos para siempre en un solo instante, la sangre que bañaba todo, es cuanto menos traumático.

Después de eso solo recuerdo sirenas sonando sin cesar. Una habitación llena de focos que apuntaban hacia mí y varias personas con mascarillas quirúrgicas que me observaban. Silencio. Y después muchas preguntas. Frases que era incapaz de contestar.

Con el tiempo, solo me quedó el vacío ensordecedor de volver a casa después de una pesadilla... Hasta que todo cambió.

Hasta que mi camino encontró una salida a toda la oscuridad que me envolvía. Salvándome, no sólo a mí, sino a los dos.

Cristales rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora