- Día: 2 - Homofobia - Infierno -

78 7 11
                                    

Advertencia: capítulo no recomendado para todo público.

Se recomienda discreción.

Desde que se conocieron, no dudaron un segundo en quedar como los mejores amigos del mundo, tenían tantas cosas en común, su pasión por el arte y la música era una de ellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desde que se conocieron, no dudaron un segundo en quedar como los mejores amigos del mundo, tenían tantas cosas en común, su pasión por el arte y la música era una de ellas.

Madrigal amaba aprender a actuar, amaba tener las luces sobre su persona, tener la atención de todos sobre él, era lo que hacia a Camilo, Camilo.

Sin embargo, Miguel no era del todo diferente, su pasión por la musica había iniciado desde muy joven, sus letras eran todo lo que llenaba el corazón triste del Rivera, meses después de perder gran parte de su familia y solo quedarán sus padres y hermanos con él. Sin embargo, y gracias a las miles de perdidas que tuvieron, no se dudo que la familia del Rivera se fuera a vivir a otra capital de México, justamente donde tanto el Madrigal como el Rivera se conocieron.

Los años pasaban, y era normal tener un gran acercamiento entre ambos, Camilo había llegado a México únicamente para estudiar actuación, mejorar sus interpretaciones y tener; claro, a su amigo Miguel cerca.

Sin embargo todo cambio cuando Miguel cumplió apenas los dieciséis años de edad. Pues su confusión ante la tentadora acción de querer aún mas a Camilo, se apoderaba aun mas de su mente, el chico de apenas diecinueve años, le atraía como no tenia idea, su voz, su sonrisa, sus rizos y esas pecas que apenas eran perceptibles a la vista. No iba a negarlo, le gustaba demasiado, pero el problema comenzó con sus padres.

Comenzaba, lo que para muchos era el mes del orgullo, y claro que la televisión comenzaba a recordarles con miles de comerciales y logos en ese día. Pero para la familia Rivera, que era cristiana y estricta, era claro que su ideas homofóbicas; sobre todo de los padres, llegarían a hacer temer a Miguel sobre su gusto hacia el colombiano.

── ¿Otra vez ese pinche comercial de esos dos jotos? ── escucho a su padre de mal modo ── Pinches maricones, apuesto que ni se han acostado con una mujer ──

── ¡Enrique! ── ragño oa mujer ── Mejor cambiarle, Coquito no debería ver esas cosas repulsivas ── aseguro la madre ── Dios libre a esos pobres muchachos, no saben que se están alejando de dios. ── finalizó, persignarse así misma y a su hija que aún comía en su sillita alta.

Ninguno de los menores hablo, simplemente se quedaron viendo un programa de noticias.

Miguel trago la pasta que estaba comiendo, mirando de reojo a su hermano Simón, quien comía en silencio, y a Coco que era ayudada a comer. Hablaría de su segundo hermano, sin embargo, su el hecho de decir su nombre ya era algo que se tenia prohibido de decir, incluso juraba que su padre se ponía rojo de coraje, aunque su madre se quedaba pálida por escuchar tan siquiera la primera letra de aquel nombre que, realmente, estaba prohibido decir.

El amor también duele.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora