- Día: 3 - Apegó - Ansioso -

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Se recomienda discreción.

No apto para todo público.

Cuando decidió migrar hacia Estados Unidos el sólo, no pensó que sus días se volverían un reto sin poder solventar, sin poder enfrentar y mucho menos sin el valor que pudiera brindarle su familia

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Cuando decidió migrar hacia Estados Unidos el sólo, no pensó que sus días se volverían un reto sin poder solventar, sin poder enfrentar y mucho menos sin el valor que pudiera brindarle su familia.

Estaba agotado, realmente tenia la idea de que alguna disquera le contratará, que su musica finalmente se escucharía al rededor del continente, que su voz alcanzaría los corazones de la gente. Pero no, todo estaba yendo de la verga, no solo debía el alquiler de su departamento, a pesar de apenas estar atrasado un mes, debía solventar ese gasto, sus trabajos eran una porquería, no solo como camarero en un restaurante apenas conocido por el barrio, sino que también su trabajo como florista era un asco, los clientes apenas eran suficientes para su paga, y lo peor es que sus propios jefes le atrasaban el pago por no obtener clientela.

En verdad, necesitaba un descanso, y pronto.

		── ¿Perdón? ── preguntó al chico de rizos

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── ¿Perdón? ── preguntó al chico de rizos.

── Digo, si no te molesta ¿Te gustaría? ── apresuró el de orcas y verdes ojos, con un visible nerviosismo.

Miguel Rivera, un chico mexicano de apenas veintiún años, que atravesaba por una de las situaciones mas difíciles posibles, tratando de idear algún plan, o estrategia que pudiera brindarle ese respiró que tanto necesitaba. Hasta que, cierto cliente de la floreria le pide un ramo, de su preferencia e inesperadamente se las regala, sin tarjeta de presentación, fue tan abrupto y apenas digerible que cuando menos lo pensó, lo estaban invitando a una cita.

── No, yo no te conozco ── argumenta, dentro de su lógica, eso era extraño viniendo de alguien que no conocía ── Vienes, me pides flores de mi preferencia, las envuelvo ¿Para qué? ¿Regalarmelas? ── pregunta con un tono demasiado incómodo, incluso aumenta su tono de voz sin siquiera notarlo ── Eso, aquí y en China es extraño, por no decir que es extremadamente raro ── finaliza, alzando la ceja hacia el chico de rizos que se mira nervioso y apenado.

El amor también duele.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora