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Los humanos me saludan, ¿es este el infierno? Si es que tan si quiera hay uno, camino y los niños pasan a los lados evitando mi presencia al correr sonrientes, ellos están jugando, creo que pertenezco aquí, pero no estoy seguro. Unos pasos más y delante de mi hay una plaza, un pequeño escenario de madera hexagonal con un techo de la misma forma, dos chicos encima suya junto con muchos otros niños, me acerco curioso.

— Así, niños, ha terminado esta lección ¿Alguna pregunta? - un chico, bastante alto, cabellos entre oscuros rojos pregunta a los pequeños que ansiosos dicen que no y salen corriendo uno tras otro.

Al irse todos, pasando por mi lado, uno de los hombres me sonríe y los reconozco, mis hermanos.

— Hola Bill ¿Cómo estuvo tu día? - me saluda uno de los dos chicos mientras acomoda cosas de una pequeña mesa, papeles.

— Bien, creo.

— ¿Paso algo? Creí que irías al bosque.

— Cambie de idea, creo que mejor me quedaré aquí - debo evitar que algo malo les pase.

— ¿Estás seguro? Ya-sabes-quien pasará por aqui - paso a mi lado y se detuvo murmurando.

En un segundo estaba de nuevo acomodando cosas en otra pila, veo al otro chico, mi otro hermano, cabellos claros celestes, pálido como la nieve, me sonríe levemente.

— Hola Bill, ¿Todo bien?

— Si, yo solo, ¿Quieres ayuda? - mi hermano se sorprende un poco, pero sigue sonriendo.

— Claro, ¿Puedes llevar algunos de los libros a la biblio - tose levemente y toma otros libros - a la casa, si, llévalos ahí.

— ¿No sería mejor si los llevo a la biblioteca?

Mis hermanos se detienen y parecen algo tensos. Con movimientos lentos se paran rectos, compartiendo miradas mi hermano, Will, el de celeste, me toma del hombro e intenta articular alguna palabra, en cambio mi hermano, el rojo, Phill es quien en realidad responde.

— Bill, sabemos que siguen - suelta la pila de libros en sus brazos a una mesa - debes de dejar de molestar al condenado pino.

— ...

Un silencio incómodo se propaga entre los tres, Phill se cruza de brazos.

— Es tan - me detengo, no debería decir eso qué pienso. Mi hermano sigue su discurso molesto e irritado.

No debo decir que es injusto, no debo decir ¿Porque el aún puede ver, aún que sea a escondidas, al pino rojo y a mí se me niega? Quería decir lo que pensé, y recordé que eso estaría mal, que podría herirlo, mejor suspiré.

— Phill. Está bien - interrumpió Will - ve.

— ¿Qué? - murmuré sorprendido.

La repuesta de mi hermano dejó de lado a Phill, quien ofendido le miró con el ceño fruncido.

— ¿Que demonios dijiste? - Phill se acerca a Will murmurando cosas.

Aún así Phill alza el tono de su voz, parece que lo tranquilo le duró poco.

— ¡¿De repente te tornas rebelde?! ¡Este día está poniéndose raro! ¡Bill siendo amable y tú no queriendo huir del problema!

Ambos discuten, es la primera vez que los veo hacerlo, yo tomo mi pila de libros, dejando atrás a mis hermanos me alejó caminando hasta la biblioteca. Pino... ¿Incluso en este raro sueño aparecerá?

Errante | Bill Cipher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora