CAPÍTULO 1

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Cuando la función se dio por terminada todo el público se levantó y comenzó a aplaudir de forma eufórica, como si la presentación que acababan de ver fuera la mejor que han visto en toda su vida, y sinceramente hablando, no podía contraatacar esas opiniones porque muy en el fondo estaba sintiéndome de igual manera que el resto.

Vi a los bailarines formar una línea en el escenario, agradecer haciendo una reverencia y salir sonrientes por las esquinas del mismo. Tuve la idea de irme a mi casa luego de eso, pero mis ganas de esperar por Amber y felicitarla eran más fuertes que el peligro que yo corría al estar aquí.

Todo pensamiento se anuló cuando lo vi bajar.

Al chico alto y pelinegro que vi bailar sobre el escenario junto a mi mejor amiga y que grabé por consecuencia de como él mismo atrajo completamente mi mirada y atención. Se acercaba a paso lento hacia mí y gracias a eso y a que la luz del teatro ya iluminaba todo el lugar me dejo ver como su sonrisa a pesar de estar alegre también se le notaba cansada, como su cabello parecía tener vida propia de lo desordenado que se veía, de cómo la pintura blanca y negra de su cara se removía por el sudor y como su cuerpo era tapado por un abrigo debido al frio.

Me esperé de todo menos que este pasara por mi lado y se acercara a la pareja de mi lado que salude hace minutos atrás. Salí de mi trance enseguida.

— ¡Papá! Hola, viniste. —Saludó con efusividad al hombre mayor.

Y maldición, su jodida voz era tan benditamente hermosa que si no estuviera a solo metros de ellos me agarraría del reposabrazos de los asientos del teatro por el leve temblor de mis piernas.

— Pensabas que no lo haría, ¿eh? Que mala imagen tienes de mí. —El hombre mayor habló y enseguida comprendí de donde el chico heredaba tal voz poderosa y atractiva, de su padre.

— No, solo... Ya sabes, el trabajo te tiene muy al pendiente y...

Fue interrumpido por el otro hombre que aparentaba ser un poco más grande que él.

— Ey imbécil, que yo también estoy aquí por ti. —Riendo el chico y el hombre se dieron un abrazo, y viéndolos de reojo puedo notar su parentesco, son hermanos.

— Ya..., es que tú siempre vienes, ya me vale mierda. —No tuvo pudor para decirlo, motivo por el cual solté una pequeña risa que no pasó desapercibida por el trio de hombres que no dudaron en girarse para mirarme.

Agarré rápidamente mi teléfono y lo desbloqueé como si ese fuera el motivo de mi risa, eso ocasionó que ellos esta vez se rieran, los tres, y de una manera tan llamativa que gente a nuestro alrededor se volteó para ver que ocurría.

Sentí mi cara calentarse y como la vergüenza recorría todo mi cuerpo, bajé mi rostro hacia el suelo.

— ¿Cómo que te vale mierda? Pues de ahora en adelante no vendré más. —Creo que el hermano mayor viendo mi rojez intentó cambiar la atención de los otros dos y fuera hacia él, lo agradecí silenciosamente.

— Sé que seguirás viniendo. —El arrogante aire del menor solo fomentaba superioridad.

— Ya... es verdad, pero solo porque necesito grabar a mi hermano menor y burlarme de lo mal que baila.

— Tsh. —rechistó el menor, borrando cualquier rastro de superioridad enseguida. —Bueno, tengo que despedirme de los demás, ¿Nos vemos en la salida?

Los dos mayores asintieron y el pánico nació en mí.

No quería que se fuera sin siquiera yo saber su nombre o tener su Instagram, ¿Tendrá uno? ¿Quién en su sano juicio no tiene un perfil de Instagram en pleno siglo 21? Espero que él sí.

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⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

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