Temporada 2: Debes cortar el ancla

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Al día siguiente el peliverde fue llevado por un guardia pero esta vez sin la silla, pues esta vez ya estaba en pie y no deseaba la silla de nuevo a lo que era una oficina bastante lujosa pero a la vez se concentraba únicamente a lo que iba, minimalista pero bastante lujosa

Alcaide: Por lo que escuche de los guardias, parece que ya pusiste algo de orden

Izuku: Debía hacerlo, no podía dejar que se descarrilaran

Alcaide: Recuerde doctor, tiene mucha suerte de que haya sido enviada a mi prisión, todos los custodios de aquí estamos de tu lado, salvaste muchas vidas en ese ataque y como si fuera poco, salvaste a mi esposa y al hijo del jefe de custodios -mostrándolo con la mirada-

Jefe de custodios (J.C): Aun no puedo agradecer lo suficiente

Izuku: Es mi trabajo, debo salvar la mayor cantidad de vidas

Alcaide: Bien, antes de seguir toma -entregándole su celular- y en cuanto a tu collar, eso debes llevarlo, lo apagaremos la alarma y el inhibidor del don

Izuku: Se lo agradezco demasiado -haciendo una reverencia-

Alcaide: Bien regresando a otros puntos...

*Radio*: Hay una visita para el recluso n° 551289

J.C: *Radio* Recibido lo busco, Doctor Midoriya tiene visitas

Alcaide: Vaya, discutiremos el resto a su vuelta

Izuku: Muchas gracias -Haciendo una reverencia-

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El peliverde se encontraba siendo escoltado por uno de los guardias, no sabia como asimilar las cosas, no tenia ni un dia en ese lugar y ya se encontraba recibiendo visitas, aunque por lo que decía el Jefe de custodios uno de los que se había registrado tenia una estatura muy pequeña y era de color blanco usando un traje de color negro, y el solo conocía a alguien así

Antes de irse el Alcaide le entrego un sobre al peliverde, el cual llevaba entre manos, en el camino solo se escuchaban el sonido de los grilletes y algunos mormullos de otros presos, el camino se tornaba largo para el peliverde, pero por fin veia la luz al final del tunel, fue cuando llegaron a la sala donde seria su interrogatorio, el oficial lo hizo pasara y sentarse en la única silla que tenia frente a el

La sala estaba dividida por una pequeña construcción que terminaba justo en el torso de una persona promedio, pero seguia dividida por un pequeño cristal que se veia algo grueso pero con unos agujeros para que se pudiera escuchar lo que estaban diciendo

Me niego a ser un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora