𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹

305 15 2
                                    

𝓕𝓾𝓽𝓾𝓻𝓸

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.








𝓕𝓾𝓽𝓾𝓻𝓸







Eran pasos rápidos con los que avanzaba hacia el ascensor con el propósito de subir al piso de cirugías de urgencias, nos referíamos al piso seis.

Al llegar allí se deshizo rápidamente de la gabardina beige dejando a la vista aquella pinta de ropa planchada a la perfección, sin arruga de por medio y respetando las costuras.

Vestuario basado en sus típicas camisas brioni, exclusivas y elegantes, un gusto carísimo del rubio, además de pantalones de mezclilla hugo boss y el aroma cítrico de Eau de toilette Dylan Blue; todo esto cubierto por la bata casual de los médicos también impregnada por aquél aroma cítrico y llamativo pero lo suficientemente tranquilo como para evitar las jaquecas del rubio.

Kento tan masculino y con clase, o eso decían las enfermeras y colegas en general, "Nanami Kento es lo primero que te debería aparecer si buscas hombre con clase"

Se lavó las manos por treinta segundos asegurados pues eso comprobó en el reloj impregnado en su muñeca izquierda.

Procedió a colocarse el gorro, cubrecalzado y mascarilla de manera correcta, además del delantal anatomaquirúrgico para ingresar a sala y hacer resonar los guantes de látex contra su piel al acomodárselos con aquel ceño fijo que era lo único visible ante la mascarilla que cubría mitad de su rostro. 

Se trataba de una hernia inguinal complicada, uno de los casos más frecuentes en urgencias, por lo que el rubio serenamente procedió a hacer su trabajo.

Fuera del cristal se veía a un grupo de practicantes, él sentía sus miradas pero eran ignoradas por motivos como el pulso que mantenía, uno de los actos venerados por los docentes al ser tan ligero y de buen someter.

Kento aceptó el ser puesto como ejemplo a los practicantes cuando su ex profesor de la universidad de Tokio pidió el consentimiento, él no se hacía problema siempre y cuando respeten su forma de trabajar, seguía siendo un estudiante, nos referimos al caso de que estaba terminando su especialidad en cirugías de emergencias y a pesar de que aquellos jóvenes solo le eran menores por unos cortos cuatro años, él sabía que estaba a otro nivel de ellos, Kento dentro de un año se libraría de vigilancia y clases, y se dedicaría a solo tener vidas en sus manos, formar en algún futuro su propia clínica y ganar mucho dinero.

Ser medico de urgencias, no era difícil, no le costaba en absoluto obtener notas mayores al promedio, estudiaba mucho, ponía empeño a lo que Kishibe y sus padres le alentaron y orientaron; era un buen futuro, él estaba seguro de su futuro y que sería muy bueno.

Uno de sus tantos sueños, pues de algún modo Kento tenía muchos planes y metas con lo que logró realizar en su vida.

Se había deshecho de los pensamientos de lo cuan dura puede ser la vida, de hecho hay cosas más duras que estudiar dos cosas a la vez; cuando terminó su licenciatura en medicina y a la vez en lengua y literatura se veía a través del espejo con más ojeras, el rostro pálido y la caída de cabello en abundancia pero al escuchar anécdotas del trabajo de sus maestros se dio cuenta que la vida a los treinta iba a ser el doble de cansado así que de nada servía decir qué era más difícil de realizar, era mejor callar.

ᴋɪɴᴋʏ↬ ɴᴀɴᴀᴍɪ ᴋᴇɴᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora