Capítulo 1.

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El equipo Minato estaba en el campo de entrenamiento.

Llevaban ahí media hora ya, pero no habían hecho mucho. Obito se la pasaba, como siempre, mirando a Rin embobado; La chica estaba viendo unas flores; Kakashi, que se había rendido, estaba leyendo uno de sus libros bajo un árbol.

Minato había intentado hacerlos trabajar pero hoy no era el día, para ninguno.

Justo cuando Minato iba a sentarse junto al Hatake a preguntar qué estaba leyendo un grito femenino lo puso alerta.

Era Rin. Se estaba... ¿Desintegrando?

–¡R-Rin!– Gritó Obito. Otro grito más alarmado salió de su boca cuando vio que su mano también comenzaba a desaparecer.

–¿¡Pero que está pasando!?– Preguntó Kakashi.

Todos estaban alarmados, Rin ya no se encontraba ahí y Obito estaba a punto de desvanecerse.

Cuando Obito se "fue", Kakashi habló.

–Minato-Sensei. No me encuentro bien.

–Tra-tranquilo, Kakashi.

–No se qué está pasando–. El chico se acercó a su maestro, aferrándose a él.

–Encontraremos una solución, ya lo...

–No quiero irme. No quiero irme, Sensei. Por favor. Por favor. No quiero irme, no quiero irme...– Dijo con la voz temblorosa.

–¡No, Kakashi!– Para cuando quiso darse cuenta Kakashi ya había desaparecido. Y Minato empezó a hacer lo mismo que el resto de su equipo.

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MEANWHILE
in "other" universe:
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–¡Rival! ¡Pelea conmigo!

–Lo siento, Gai, pero hoy no puedo, tengo planes.

–¿Es una cita?

–Sabes que no...– respondió aburrido.

–Hmmm...

–Gai, déjalo, me tengo que ir. Adiós...

–¡Adiós, rival! ¡Pásalo bien!

Gai observó a Kakashi torcer la esquina mientras notaba que la mano se le hacía ligera. Levantó el brazo y se asustó.

Asuma y Kurenai, que pasaban por ahí, vieron a Gai haciéndose polvo. Literalmente.

Fueron a intentar socorrerlo pero cuando estuvieron a su altura, Gai ya no estaba y ellos empezaban a desaparecer también.

En otro lugar de Konoha, una casa bastante desordenada (para ser específicos), estaban un adolescente de 19 años y un niño de 5 años cenando.

–¡Naruto, cómete las zanahorias!

–¡No quiero, no me gustan!

Kakashi se quedó pensativo.

–De acuerdo. Si no te las terminas no te leeré el cuento.

–¿¡Qué!?

–Lo que oyes.

El niño pinchó con el tenedor todos los trozos de zanahoria y se los metió a la boca de golpe. Masticó con cara de asco y tragó como pudo.

–¡Ya está! ¡Ya está, ya está!

–Bien, bien, tranquilízate, anda. Ve a ponerte el pijama.

–Vaaale... ¡Y luego el cuento! ¡Y el beso de buenas noches, que no se te olvide!

¡Generación Kakashi ANBU + Team Minato reacciona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora