Único Capítulo

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Las sonrisas lo son todo cuando quieres ocultar algo, una sonrisa no es pura al 100%, porqué siempre habrá algo detrás de ella, y uno nunca sabe lo que podrá esconder la persona al sonreír con lindura, solo entiendes lo que cuenta y expresa con normalidad, olvidando que hay muy buenos actores en la vida cotidiana y sin ser detectados por ninguno, hasta que de algún modo descubren toda la verdad en sus palabras.

Rindo se había enamorado de una bella e inocente sonrisa, aunque apenas si conocía al dueño de ésta, eso le valía poco y nada en absoluto, solamente pensaba en tener esa adorable sonrisa para él solo, pasó sus días de verano observando a aquél chico, de cabello rizado y color turquesa; quien cada que se encontraban accidentalmente, le dedicaba una hermosa y limpia sonrisa. Su corazón suplicó por más, no estaba satisfecho en solo verlo, quería tocarlo, quería apropiarse de su cuerpo, o por lo menos invitarlo a salir, pero los nervios le jugaron en contra en repetidas ocasiones, quedando así como un tipo raro.

Un sábado, un bello y maravilloso sábado de verano, fue él día en el que rindo se le declaró al chico que lo traía completamente loco, había ensayado durante semanas, quería estar bien presentable y confesar sus nuevos e inexpertos sentimientos.

¿Quieren saber cómo sucedió? Pues déjenme recordar:

- Oah, hola, rindo-kun, qué alegría verte.- habló el menor mostrando su sonrisa tan encantadora.

- A-an.. ah..- soltó al quedarse quieto, aunque no era la primera vez que le dirigía la palabra, aún le afectaba emocionalmente el encontrarlo.

- Fue bueno encontrarte, que tengas lindo día.- se despidió retomando su camino.

Rindo estuvo a punto de perder su única oportunidad, y aunque estuviera congelado, tomó todo el valor posible y agarró con brusquedad la mano contraria, tironeando débilmente del menor.

- N-no te vay-yas..- suplicó por lo bajo.

- ¿Hmm?, ¿qué quieres?- preguntó confundido, las veces que se encontraron fueron cortas y sin palabras, y ahora de la nada el mayor quiso entablar una conversación.

- Q-qui-quiero... Tú quier-res s-ser... ¡P-por favor, sal conmigo!- declaró por fin al respirar hondo y soltar aquél pedido.

- Ok.- habló el menor retirando el agarre y siguió su camino.

Rindo había logrado finalmente cumplir su primer meta, ahora faltaba hacerlo suyo.

- ¿No vienes?- le preguntó el menor.

- ¿A-ahora?- cuestionó con los nervios a flor de piel.

- Pues claro, dijiste si quería salir, así que vamos.- ordenó con la voz suave.

- ¡E-está bien!- exclamó con alegría.

Esto era completamente nuevo, siendo la primera vez que hace una invitación y que el menor se la tome tan tranquilamente; lo relajó un poco, pero aún al pendiente de no arruinarlo todo.

- Me agradas.- mencionó el menor.

- Y-y tú a m-mi..- agregó casi al instante.

- Lo sé, eres muy predecible.- comentó sonriendo de lado.

- Ouh.. Disculpa.- se apenó, juntó sus manos por detrás de su espalda.

- No te preocupes, a veces es bueno.- añadió al ver el nerviosismo ajeno.

- E-entiendo..- suspiró por lo bajo, intentando relajarse.

Caminaron bastante a decir verdad, nadie había dicho hacía donde ir, estando perdiendo el tiempo en una conversación forzada e incómoda.

- ¿Quieres sentarte?- cuestionó el menor al romper la incomodidad.

- ¡S-si!- respondió al toque.

- Jaja, que adorable.- pronunció ensanchando más su sonrisa y haciendo que el mayor se sonroje hasta las orejas.

- O-oye.. ang-.- fue interrumpido.

- ¿Quieres un helado?- cuestionó impaciente el menor.

- Ouh.. No, pero te compro uno.- propuso aún nervioso.

- Bien, que sea de chocolate. Te espero aquí.- se cruzó de piernas y comenzó a ver su celular.

Rindo parpadeó varias veces, ni siquiera supo que hacer momentos antes y ahora debía ir a comprarle el bendito helado, pero ni importaba, con tan solo ver esa hermosa sonrisa otra vez, era suficiente.

Caminó a paso lento, contando el poco dinero que traía en el bolsillo, se maldijo internamente al terminar, le faltó muy poco para comprar uno de cono grande, pero por desgracia no pudo y debió comprar el pequeño. Con algo de tristeza en su mirar, compró el helado y se dispuso a volver por donde había venido, tomándose el tiempo necesario para que el helado no se cayera del cono tan pequeño.

El chico sonriente de cabello azul lo esperó ansioso, su debilidad por lo dulce lo impacienta cada vez más. Fijo su leve mirada hacía su mayor, observando detenidamente el esfuerzo de éste por no tirar el simple helado, notando su boba sonrisa de enamorado, eso le dejó un mal sabor en la boca.

- Ya volví, perdón si te hice esperar.- se disculpó el mayor con un notorio sonrojo adornando sus mejillas.

- No te preocupes, está bien.- habló impaciente y mandándole un gran lengüetazo al helado.

- E-espero que te guste...- declaró el mayor con nerviosismo, maldiciendo a su mente por jugarle en contra.

- Está muy rico, gracias.- lamió lentamente parte del dorso de su mano, donde chorreaba una pequeña gota de chocolate.

- A-an.. T-tú me..- intentó hablar pero ver aquella acción lo descolocó.

- ¿Sí?, dime.- sonrió suave y sereno.

Las palabras no salieron, su corazón estando a punto de estallar del estrés que él mismo se ponía. Tomó las manos contrarias con cuidado, suplicando por tocar más del menor, respiró hondo y sonoro, manteniendo la cabeza hacia abajo en señal de vergüenza.

- ¿Rindo?- susurró el menor antes de ser atacado.

El mayor se abalanzó hacia los finos labios del peli-azul, atrayéndolos con brusquedad, fundiéndolos en un beso inquieto y desesperado, chasqueando y mordiendo levemente los labios ajenos, siendo los más deseosos por éste. El mayor mantuvo los ojos cerrados hasta que la falta de aire se hizo presente, se separó primero, manteniendo la frente pegada a la del menor.

- M-me.. Me gustas.. Angry.- pronunció en un susurró apenado.

- Idiota.- declaró el menor sumamente enfadado.

Rindo quedó observándolo, su rostro ya no demostraba aquella sonrisa de la que se había enamorado, en cambio, solo había una mueca de asco y un enorme rubor en sus mejillas.

- P-perdón, angry, creí qué-.- fue otra vez interrumpido.

- No soy angry, tarado, soy su hermano.- se levantó molesto apretando los puños con fuerza.

- ¿Qué?... ¿Su... Hermano?- preguntó sin entender.

- ¿Eres estúpido o qué mierda? Acabas de besar al gemelo equivocado.- lo tomó de la camisa listo para golpearlo.

El gemelo equivocado, que mal sonó eso en el corazón de rindo, tanto se había enamorado de la sonrisa de uno, que olvidó los detalles importantes de su supuesto amor; angry no sonríe.

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holap, un raro one-shot xd, espero que les haya gustado, bye byee 💞

Linda Sonrisa | OneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora