Prólogo

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Lan Wangji había sido castigado por hacerse amigo del mal, su único erro en toda su vida había sido ser el mejor amigo del Patriarca de Yiling...

Quería protegerlo, por ser el hermano de su omega, pero había fallado y esta vez pagaría el castigo al ser azotado treinta y tres veces.

- Lo siento Wangji, los ancianos...

- Hermano – lo miró fijamente a los ojos – Está bien ¿dónde está A-Cheng?

- Está con A-Ling y A-Yuan en el Hanshi, está preocupado por ti... - apretó los puños

- Entonces líder Jiang ¿está dispuesto a recibir los treinta y tres azotes? – cuestionó el anciano al frente

- No perdamos más tiempo – suspiró cansado – estoy dispuesto a recibir los azotes por él – se hincó.

- Si está seguro de eso – tomó el látigo del clan Lan – recibirá los azotes correspondientes al segundo jade, Lan Wangji

- Esperen – habló un anciano tras de ellos mientras Jiang Wanyin retiraba sus túnicas superiores dejando al descubierto su torso.

- ¿Sucede algo? – cuestionó el anciano con látigo en mano

- ¿Qué pasará con el líder Lan y el maestro Lan Qiren? No les gustará la decisión que hemos tomado... - respondió nervioso Qin Ru

- Sabemos que quien merecía el castigo era Lan Wangji, pero es su omega quien está tomando la decisión de tomar el castigo en su nombre, es su problema si no puede controlar a un omega – bufó molesto – Si es todo, cierra las puertas y calla.

Qin Ru suspiró derrotado, caminó hacía las grandes puertas, antes de salir vio por última vez la escena, un omega de gran corazón que estaba dispuesto a ser castigado en nombre de su alfa... cerró las puertas con pesadez, sabía que eso estaba mal, lo que el consejo estaba haciendo era incorrecto, solamente pudo pensar en algo "Debo buscar a los líderes cuanto antes".

Por su parte, Jiang Wanyin estaba asustado, tenía demasiados sentimientos encontrados en ese momento, se sentía enojado al ser humillado por aquellos alfas engreídos, pero estaba aliviado, al menos sus alfas no saldrían lastimados, no había marcha atrás, la decisión estaba tomada.

El primer latigazo hizo que su espalda ardiera, era como si estuviera en llamas, tuvo que contener su llamado omega, no podía pedirles ayuda a sus alfas, debía contenerse y soportar los treinta y tres latigazos... uno por cada anciano herido...

Jiang Wanyin cayó inconsciente al suelo, bañado en su propia sangre, antes de cerrar por completo sus ojos logró verlos, tres siluetas blancas que lo envolvieron en un aroma protector... sándalo...



05/03/2022

NUESTRO OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora