Tarde de sorpresas.

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Todo termino como debía ser. Resumire un poco para no alargar la historia. Ganamos, la AVS gano. Alpina segundo. Después de ganar Ana me quito al pobre Bob.

Bob, mi botesito de agua azul. En la mañana después de mi incidente y de todo eso, Ana le bautizo así. Cuando escribió en mi camisa blanca, no me di cuenta que rayo al botesito también, bueno, no lo rayo. Simplemente le dibujo una cara, dos lindos ojitos, con uno guiñando, y la lengua afuera, a lado tenia una firma " A y A" me gusto mucho. Ese botesito paso de ser algo de 10 dólares que me habían regalado de cumpleaños, algo común, que paso a ser un poco mas valioso para mi. Lo rayo con Marcador permanente, de buena marca. No se quitaba ni con alcohol. Al ganar, ella me felicito con un beso. Freddy nos vio, y grito "¡Hey! ¡Esas bocas!" y solo lo vimos avergonzados. Estabamos tan felices, al igual que Sean, el competidor estrella, en todo el viajesillo me decía "¡Duro! ¡Rema duro carajo!" y yo solo me reía, el igual gritaba en broma.

Ahora después de competir, teníamos que caminar hasta el campamento. 1 o 2 kilómetros. Iba de la mano, con Ana, por un pequeño camino justo alado de la carretera. Pues nuestro campamento se situaba a orillas de la carretera. Eso paso. Ahora estábamos caminando hacia allá. Iba agarrado de la mano, con Ana. El mejor premio que había recibido.

—¿Y Bien?—pregunta sonriendo mientras caminabamos de la mano, Dios, estoy hechizado con esta chica—¿Que harás esta tarde?

Nada. La verdad nada, solo tenía que esperar hasta que empezara mi competencia de basketball.

—¿En la tarde?—Lo digo pensativo a propósito— Estaré contigo. Tontita.

—Tenemos los mismos planes.

En eso interrumpe el maestro Freddy, era hora del almuerzo. Los maestros dijeron que estaba mejor traer nuestra comida, y sentarnos a comer en una vieja parada o "mirador" donde podías ver lo mejor que ofrecía esta linda ciudad.

Las mesas eran de piedra, los asientitos igual. De piedra. Incómodos.

—Muy lujoso—Dice ella en tono de sarcasmo—Pero ahí linda vista.

—Lo se. Me pregunto que hará de comer.

—No lo se. No me importa. Traje algo para nosotros dos.—Saca dos sandwiches, de la mochila que igual le obsequie junto con mi playera.—Toma, convencí a una cocinera de que nos los preparara, sabia que hoy harian Espaguetis, y soya, detestó la soya.

—Lindo de tu parte. Ana.

Antes de sentarnos, saque una toalla que traía por si acaso yo caía al agua en la competencia o Sean lo hacia. La saque, y lo puse, en donde se sentaría Ana, conmigo.

—Bueno, menos incomodo.—Menea el trasero sentada para acomodarse —Me gusta la vista.

En eso que Ana voltea, le puedo ver mucho mejor, de perfil. Adoro verla. Su piel blanca, esos ojos cafés extremadamente obscuros, su cabello corto. (No corto a los hombros, corto como el de.... Un hombre, no se como se le llama a ese corte de cabello) sus labios, de color roza, extremadamente bonitos, no eran carnosos, ni grandes. Eran, perfectos.

Al fin voltea, y me agarra observándola.

—¿Veias al paisaje, o a mi?—¿Y tu que crees?—¿Eh?

—A ti.—Me pongo un poco rojo—

—Me lo suponía.—Sonrie— Te lograba ver por el rabillo del ojo.

—¿Ah si?

Mierda.

—No me gusta ser observada. La verdad me siento acosada. Pero, tu eres diferente. Los demás me ven de pies a cabeza.

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2015 ⏰

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