3

20 3 0
                                    

Llegó a las 10 de la noche a su casa, fue un día agotador pero se divirtió mucho con los pequeños. Eran tan tiernos, estaba sorprendido que en tan poco tiempo ya les haya agarrado cariño a esos dos hermanos, él sabía que en poco tiempo hasta comenzaría a pensar en ellos como suyos.

Ya había cenado y se había bañado cuando su teléfono sonó insistentemente, se acercó rápidamente a él un poco preocupado porque rara vez le hablaban a altas horas de la noche, se extrañó a un más cuando observó quien le marcaba.

Era Shinichiro.

— ¿Bueno?

— Hola, Inui. Perdón por marcarte a estas horas pero Manjiro se despertó llorando y no para de llamarte, ya no se que hacer...

— ¡¿Qué?! ¡Voy para allá! — ni siquiera dejó terminar al pelinegro cuando colgó, pidió un taxi desde su celular y salió rápidamente de su casa, ni siquiera pensando que todavía llevaba su pijama de ositos puesta. Se dio cuenta que traía su pijama favorita cuando Shinichiro le abrió la puerta y lo observo de arriba abajo con una sonrisa burlona, se sonrojó un poco pero no pudo decir algo porque escuchó el llanto de su bebé rubio.

Así que rápidamente fue a la habitación de Mikey ignorando que el papá de este se estaba burlando en silencio de él y su pijama.

Al llegar al cuarto de Manjiro vio que Izana también se encontraba en este, él mayor tenía unas pequeñas lágrimas alrededor de sus ojos pero este no hacía ruido como lo hacía su hermano. Cuando ambos lo vieron parado en la puerta gritaron al unísono, aunque uno pronunció un poco mal su nombre — ¡Seishu!

Inupi se acercó rápidamente a la cama donde los niños y los abrazó al mismo tiempo — mis niños, ¿por qué lloran?

— No queremos que te vayas como mamá lo hizo — exclamó el rubio menor mientras se limpiaba las lágrimas con el pijama de Inui.

— Yo nunca me voy a ir de sus vidas. Solo fui a mi casa por unas cosas para poder vivir aquí con ustedes.

— ¿Vas a vivir con nosotros? — dijo Izana con su cabecita recargada en el cuello del rubio mayor.

— Sip, ¿les gusta la idea?

— ¡Si! puedes dormir en mi cama Sheishu-ni — dijo Mikey emocionado.

— ¡No! Seishu-ni dormirá conmigo — exclamó Izana mientras le sacaba la lengua a su hermano.

— Podemos dormir los tres juntos... — dijo Seishu para que los hermanos dejaran de pelear. Los niños gritaron un "si" mientras volvían abrazar al de ojos verdes. — Quédense aquí mientras voy por su papá, él estaba muy preocupado por ustedes...

— Estoy aquí — Seishu sintió como su piel se erizaba al escuchar esa voz tan gruesa, volteó lentamente aún con los niños aferrados a él.

— Ho...hola — se maldijo un poco por haber tartamudeado.

— Gracias por venir, Inui. Le he dicho a la sirvienta que preparé una habitación para ti.

— Muchas gracias, señor Shinichiro.

— Solo dime Shinichiro, no estoy tan viejo — él rubio claro asintió y el de ojos negros le dedico una pequeña sonrisa mientras salía de la habitación. Por otra parte, Seishu sentía su cara hirviendo, le ponía tan nervioso él pelinegro que no sabía como actuar ante él, suspiró aliviado cuando Yukiji, si mal no recordaba, llegó avisando que su habitación estaba lista y lo guío a esta.

Seishu le agradeció a la pelinegra para después cerrar la puerta de la gran habitación. Al final los niños lo acompañaron a la habitación diciendo que durmieran los tres juntos, él aceptó feliz, así que los acomodó en esa gran cama y después el se recostó pasando su brazo encima de los pequeños para poder abrazarlos.

*

*

Al día siguiente iría a su casa para recoger un poco de ropa, después de lo que pasó ayer decidió que lo mejor sería irse a la casa de los Sanos cuanto antes, no quería que sus niños sufrieran. Le rompió el corazón cuando Mikey le dijo que no los dejara solos como lo hizo su mamá y ahora le daba curiosidad, ¿Dónde está la mamá de los hermanos?

Sabía que no podía preguntarle a Shinichiro porque era algo que a él no le incumbe, pero aún así se muere por saber, sí, es un chismoso aunque Seishu no se diría así, más bien es un recaudador de información. Pero volviendo al tema, después de desayunar dejó a Izana y Mikey con Yujiki para que él pudiera ir por sus cosas. Aunque los niños no querían dejar irlo, pero al final su papá los convenció de dejarlo.

Una hora más tarde llegó a la mansión de los Sano con una maleta con su ropa, le avisó a su hermana que se iba a ir por unos días con unos amigos, ya después tendría tiempo para decirle que se cambiaría de casa... Se escucharon pequeñas pisadas dentro de la casa dirigiéndose a la puerta principal y de esta salieron dos personitas a abrazar las piernas del rubio claro.

— Llegaste, Sei-ni — al de ojos verdes le causo ternura como le llamó Izana, así que dejó en el suelo su maleta y se puso de rodillas para abrazar a los niños mientras les daba un besito a cada quien en sus regordetas mejillas.

— He llegado, solecitos. — contesto Seishu mientras se levantaba, se dirigió a la que sería su nueva habitación, mientras que Mikey e Izana lo seguían como unos patitos persiguiendo a su mamá. Le ayudaron a desempacar sus ropas y después fueron a jugar un rato en el gran jardín.


****************************

Gracias por leer!! 

xoxo

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 05, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Siendo mamá | ShinInuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora