t. h. r. e. e.

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[ChangBin]

Comencé a dirigirme en dirección al establecimiento donde se encontraba mi nuevo trabajo. Para ser sincero, estaba nervioso. No soy específicamente el tipo de persona que le agrada a los niños, pero aun así, ahí me encontraba. ¿Irónico? 

En cuanto llegué di una vista rápida, buscando el despacho del encargado del lugar en el que comenzaría a pasar mis días.

Pero de repente, sentí cómo de nuevo todo a mi alrededor se paraba, cómo me abrazaba la suave brisa y cómo mis ojos eran bendecidos con esa preciosa imagen frente a mis ojos. Él estaba ahí. Lo más seguro es que nuestro destino sea estar juntos, casarnos y adoptar dos perros.

¿Qué hacía ahí? Parece muy joven para ser padre, además que cuando lo vi hace unos minutos no parecía haber un niño cerca... ¿Trabajará aquí?

Me era completamente imposible dejar de mirarlo mientras intentaba responder yo solo las mismas incógnitas que hacía mi propio cerebro. Mis ojos seguían con detalle cada movimiento que realizaba; el cómo sonreía al jugar alegremente con esos pequeños, era simplemente un inefable sueño del cual no quisiera despertar nunca.

Mi mirada seguía posada en aquella hermosa alucinación, de seguro parecía un acosador, pero es lo que menos invadía mi mente; pues esta solamente se embriagaba de la dulce y viva imagen del desconocido chico pecoso.

Me encontraba nuevamente embobado, pero una pequeña y delgada voz intervino en mis pensamientos. ¿Por qué a mí?

– ¿Quién es usted?– llevé mi mirada hacia abajo, y me encontré con una dulce niña que, hace no mucho, estaba jugando con el resto de niños ahí. No pude evitar sonreír antes de contestarle:

– Yo soy Changbin, ¿tú cómo te llamas?– pregunté amablemente, a pesar de que en su uniforme llevara una placa con el nombre de "Yuna". La tierna Yuna pareció pensar sus palabras antes de hablar, pero finalmente lo hizo.

– No puedo responderle, Lixie dice que no debemos darle nuestro nombre a los extraños.

– ¿Lixie?

– ¡Sí! Él.– respondió emocionada, apuntando al tan lindo chico que había mejorado todo mi día.– No le diga, pero Lixie y yo nos vamos a casar...

Quise reírme de ella, pero me contuve en cuanto oí una voz ajena, una que había conocido hace ya unos minutos.

– Yuna, ¿qué te he dicho sobre hablar con desconocidos?– tanto la mencionada como yo volteamos a ver al chico. Se veía tan tierno. Tenía sus brazos cruzados y miraba a la pequeña como si la estuviera regañando.

– Que no debo hacerlo, lo siento.– bajó su cabeza apenada. Fue sólo en ese momento que olvidé el pequeño detalle que era una roba Lixies y sentí pena por ella.

– No te preocupes, solamente no lo vuelvas hacer, ¿sí?

Felix. Eso decía la placa que, se supone, contenía su nombre. Hasta eso en él es hermoso.

Levantó el mentón de Yuna y le sonrió dulcemente antes de volver a hablar.– Anda, ve a jugar con los demás.

– Sí Lixie. Oh, y adiós Binnie.– dijo despidiéndose con su manita, para luego irse corriendo hacia el resto de niños.

                                    [°•.]

[Felix]

Luego que Yuna se fuera a jugar nuevamente, volteé a ver al ya conocido zombie, que al parecer, se llama Changbin.

¿Por qué de repente me siento nervioso?

Ya estaba listo para hablar, pero él se adelantó y lo hizo antes:

– Hey, Lixie, ¿me puedes llevar a la oficina del director?– Lixie, me llamó igual que como lo hacían los niños, con cierto tono burlón.

Solo esas palabras fueron necesarias para alterarme demasiado. Quería darme un golpe en mi estómago, pues sentía una especie de pesadez en él, como si fuera un elefante saltando la cuerda. Vaya forma de expresar que toda la situación me hacía sentir nervioso. La sensación no era molesta para nada, pero aún así, lo único que quería era que se detuviera.

– Yo... Bueno... Sí, vamos.– tonto. No podía formular palabra alguna teniéndolo enfrente mío, sonriendo tan burlonamente y haciéndome sentir como si fuera una gelatina.

Mientras lo guiaba al lugar, se generó un corto silencio no tan incómodo, pues el ruido de los niños tomando clases hacía aminorar la tensión.

– ¿Trabajarás aquí?– pregunté con mi vista en dirección al suelo, no me atrevía a subirla para mirarlo.

– Sí Lixie. Deberías darme la bienvenida, ¿no crees?– sentí como mi rostro se calentó, mientras él soltaba una carcajada.– Nada más bromeo. Oh, por cierto, gracias por el café... ¿Cómo sabes que el capuccino es mi favorito?– dijo con cierto tono burlón.

En ese momento dejé de caminar y giré rápidamente mi cabeza hacía él; ¿Qué? ¿Capuccino?

Llevé mi mano a mi frente, haciendo un "face-palm". ¿Cómo era posible que me haya equivocado? Y más importante aún: ¿Cómo no me di cuenta hasta ahora?

– Agh, que tonto, me confundí.– bien hecho, Felix.

Changbin solamente hizo un ademán con una de sus manos restándole importancia.– No te preocupes Lixie, estaba delicioso, gracias por eso.– y volvió a sonreír, de una manera tan encantadora que volví a percibir aquella sensación tan particular en mi estómago.

No dije nada más. Estaba tan nervioso que temía intentar hablar y no saber controlar el tartamudeo de mi voz.

Pasados unos minutos, llegamos a la oficina del director y Changbin giró hacía mi.

– Gracias por traerme, lindo.– guiñó su ojo y entró a la oficina.

– ¿Qué?– sentí cómo mi rostro volvió a tornarse de un color rojizo, ¿realmente este chico trabajaría aquí?

                                    [°•.]

Pretty Lies ; rxms-kszDonde viven las historias. Descúbrelo ahora