꒰ dumb dumb ꒱ ♡

☆ 𝟬𝟯 ☆

─¡Oye, hyung! ¡No tonto, éso no! ¡Hyung, usted me gust- AH! ─con ese grito frustrado la frase que trataba de pronunciar sus belfos fue interrumpida, haciendo que sus orbes fueran abiertos más de lo debido que, por los rayos de sol que se escapaban de las cortinas de suave tela, tomaban un tono acaramelado. El joven gamma de cabellos oscuros, similares al firmamento cuando la madre Luna hacia acto de presencia, se hallaba en su alcoba practicando de nuevo en frente del espejo, todo aquello que le confesaría a su hyung como él lograba una sensación bisoña que se hacía en su estómago y esa manera de sonreírle podía entregarle la energía suficiente para acabar con la más agobiante jornada.

Sin intenciones de practicar sus palabras, ya que a su criterio los sentimientos de su alma eran indecibles, comenzó a realizar muecas extravagantes con su rostro, buscando algún gesto que pudiera ser del agrado del de cabellos azulados, bufando en cada intento.

Arrugando su nariz, por un instante se preguntó a sí mismo si al alfa le gustaría cuando ponía esa cara, sin embargo, su rostro tomó una expresión sorprendida cuando la puerta de madera, que poseía la habitación ─repleta de calcomanías que Sunghoon había colocado antes de presentarse─, fue abierta abruptamente por un beta de facciones idóneas, orbes gatunos y cabellos castaños, profundamente oscuros, provocando un estruendo que hizo sobresaltar a Sunghoon en su lugar y así risas escandalosas resonaron en el sitio tras escaparse de los labios ligeramente resecos del menor.

─Debió de haber visto su cara, fue bastante cómica. ─burló el castaño, haciendo el gesto de limpiar sus mejillas como si hubiese llorado. Ante éste, el peli negro se resignó a solo rodar sus ojos─. Sunwoo hyung pidió unas pizzas por teléfono y acaban de llegar, por eso subí a buscarlo, estoy seguro que tiene tanto apetito como yo.

─En éso no estás equivocado, dongsaeng, vamos. ─tomó la mano llena de cálidez del más bajo y con ello bajaron las escaleras para desplazarse hacia el área de la cocina, en donde, efectivamente los esperaba el omega de cabellos chiclosos devorando una porción del alimento repleto de queso.

Los rizos que él mismo había elaborado con tanto esfuerzo se movían constantemente de lado a lado, mientras terminaba de aplicar un poco de bálsamo labial para complementar su maquillaje que iba de acuerdo con su disfraz: camiseta blanca poco holgada de mangas largas, pantalones de un blanco impecable ─que le pertenecían a Sunwoo─ que se ajustaban a sus extremidades inferiores, unas zapatillas del mismo color que las anteriores prendas de vestir y lo más impactante de todo, unas alas asombrosas hechas de plumas sintéticas que le aportaban a Sunghoon un aura candorosa, sin duda era la pieza clave de su vestimenta.

Había apreciado su reflejo en el espejo, le agradaba como se veía y esperaba que a su amado también le gustase.

Apoyó su mano sobre el cristal y suspiró, deseaba con cada parte de su corazón ser correspondido por aquella persona que su alma gritaba fuertemente que era su destinada, pidiéndoles a la madre Luna y al astro Sol en reiteradas ocasiones que su plan esa vez funcionara. Solo quería que, aunque no lo intentase más, su hyung empezara a decir que era el único para él.

Después de todo, éso era para el beta.

─Sunghoon, ¡Estamos tarde! ─apresuró el beta de cabellos cual roble de árbol, acomodando el arete de plata que había colocado en el agujero en el lóbulo de su oreja que hace un par de semanas se había hecho debido a una apuesta que perdió.

─¡Voy bajando, Jungwon! ─respondió como pudo, tomando su teléfono celular y guardándolo en un bolsillo del pantalón, agarró las llaves de su hogar y, tras apagar las luces de la alcoba, se dispuso a bajar lo más rápido posible las escaleras hasta llegar a la sala de estar, en donde lo esperaban sus amistades.

─Al fin ─el omega rueda sus ojos─, vámonos. ─toma la mano del mayor y, cuando éste inserta la llave en la cerradura de la puerta principal para cerrarla, proceden a adentrarse al auto del beta.

Una vez Sunghoon logro acomodarse dentro del vehículo, ayudó a Sunwoo a colocarse el cinturón de seguridad, quien con las mejillas rosadas le agradeció la acción. La brisa nocturna que se adentró por la ventanilla ─tras partir de su morada─ jugaba con los mechones juguetones de su cabellera, su cabeza se asomaba por la misma, solo faltaba sacar su lengua para asemejarse a un canino.

No duró mucho, ya que a los pocos minutos ya habían llegado al recinto, del cual luces de colores neón se escapaban a través de los ventanales al igual que la incesante música que aturdía sus oídos, la casa de Christopher era enorme ante los ojos brillosos del gamma y no pudo evitar emocionarse por haber tomado la decisión de asistir al evento. Una vez salieron del carro, caminaron hasta la puerta principal, en donde estaba parado inclinado sobre marco de ésta un alfa de baja estatura, de gran musculatura y cabellos suaves de nombre Changbin, quien al verlos los saludó cordialmente y les dejo pasar.

No se percató cuando el beta y el omega que lo acompañaban se distanciaron de él para poder encontrarse con sus respectivas parejas y no pudo evitar hacer un puchero al no ver a Heeseung.
Sin embargo, fue sorprendido de sobremanera cuando unas grandes manos se posicionaron en su estrecha cintura─. Buenas noches, pequeño ángel.

Aclaro que a la historia solo le faltan dos capítulos para ser culminada, uno será subido entre una o dos semanas, ¡Esperenlo con ansias!

Gracias por esperar y leer, les amo un mundo.