Lucha contra la soledad.

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Lucha con la soledad.

Sábado, 27 de abril. Mi madre me volvió a despertar como siempre, tarde. Desayuné un vaso de leche en la terraza mientras pensaba en mis cosas, hace varios días mis padres me dijeron que tenía que cambiarme de colegio, que si nos íbamos era por mí, que no me queje… En definitiva, lo que a todo el mundo le dirían.

Por lo tanto, me dediqué a terminar el vaso de leche rápido y empezar a guardar mis cosas de la habitación en bolsas y cajas transportables, pues mi nueva casa está a una media hora de donde vivía.

Encendí el ordenador y me puse una canción a tope, Snowman, una que me gusta mucho, pero nunca recuerdo su nombre. Comencé a organizarlo todo, a abrir cajones, armarios, cajas… Encontré de todo, absolutamente de todo. Lo que más recuerdo que encontré fué la carta de despedida que me hizo Carla, en forma de corazón con alas, muy bonito, la verdad.

Mis padres comenzaron una conversación que escuché a medias, hablaban de una mudanza, y sobre mí. Sobre la mudanza ya me lo imaginaba, pues estábamos a punto de cambiarnos de domicilio y la mudanza es algo angustioso, estresante, y sufrido. Sobre mí supongo que habrán hablado sobre que no voy a ayudar mucho en la mudanza, y demás, lo de siempre. ¿Ayudaré? En algo sí, supongo.

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Sábado, 8 de mayo, quedaban dos días para que comience el tercer y último trimestre de mi tercero de la ESO, este último trimestre lo pasaría en un colegio nuevo, con gente nueva, intereses nuevos, todo nuevo, pero yo iba a la aventura, sabía que mis auriculares y mi teléfono no me iban a abandonar en el recreo, así que no me preocupó mi soledad, porque al fin y al cabo, me he acostumbrado y he vivido con ella, me gusta estar solo, de hecho.

La casa estaba llena de cajas y cosas por el salón, acabábamos de terminar la mudanza y aún ni sabía dónde guardaba yo mi ropa interior, además, tenía una habitación nueva, con muebles blancos mate preciosos, un armario puente, que se le llama, son dos armarios con muebles arriba y la cama debajo, sinceramente, mi habitación era preciosa. Cómo no podía faltar, mi escritorio en frente, junto a mi ordenador, mi teclado, mi mouse y mis auriculares, mis mejores amigos.

Encendí el ordenador y abrí Spotify para invadirme en mi mundo. New Rules, de Dua Lipa, me gusta su rollo, la escuchaba mucho.

Después de jugar un par de horas mientras escuchaba mi música, me dispuse a cenar.

-Cariño, mañana ya al colegio nuevo, ¿no tienes ganas?- Dijo mi madre, con la boca llena y un notorio agrado.

-Sí, muchas.- Dije forzando una sonrisa.

Era clara la ironía y la forma de reaccionar de mi madre también era clara, entristecida, pasábamos de vivir en una casa increíble a un piso de mierda, a mi también me jode.

Terminé de cenar, recogí lo que usé y entré a mi habitación, me arreglé la mochila con los libros que iba a usar para el día siguiente y me volví a adentrar en mi música.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2022 ⏰

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