Geoda [ Julius X Darwin ] Tawog

IV

    Julius no fue a la escuela el día siguiente, no porque no quisiera ver a Darwin, sólo estaba tan cansado que se quedó dormido. Darwin, por otro lado, si fue a la escuela y no ver a Julius le preocupó ¿Que habría pasado? ¿Tal vez se habría escapado o algo y por eso no lo había visto? Bueno, le había preguntado a sus amigos delincuentes de la escuela y ellos no le habían visto tampoco por allí esa mañana.

   Darwin no planeaba darse por vencido, iría a ver a Julius a su casa si era necesario con tal de hablar con él. Así que en la salida apenas salió por el portal de la escuela se disponía a ir a su casa. Al final no fue necesario.

   Apenas cruzó la esquina de choco con Julius, ninguno de los dos cayó, sólo se miraron, sintiendo sus mejillas calentarse un poco y desviando la mirada.

    Julius se aclaró la garganta luego de un corto silencio para poder hablar, le costaba, pero debía hacerlo.

   — Darwin, nosotros... ¿Podemos hablar en privado un momento? Hay mucha gente de la escuela por aquí.
 
    El pez Asintió con un ligero "si" y empezó a caminar hacia donde estaba el parque, tal vez era mejor hablar allí, era grande y tenía muchos lugares despejados. Caminaron el silencio hasta llegar a una banca en un lugar despejado del parque, sentándose y quedándose en silencio más un momento hasta que decidieron hablar.

   — Quería...— Dijeron ambos al unisono, por lo que se miraron los rostros. — Lo siento — Dijeron de nuevo al mismo tiempo ambos.

   — Ah, que maricas...— Dijo Julius luego de eso, jugando con sus pulgares  encima de su regazo.— Escucha, mocoso, no hables ya.
  
    — No, pero tengo algo que decirte...

    — Cállate — interrumpió la bomba.— Yo soy el que debe hablar aquí. — Respiro profundo para agarrar valor.

   Darwin estaba confundido y sorprendido ¿Por qué estaba siendo agresivo? Bueno, debía pensar en cómo reaccionó antes ¿Sería algo así?

    — Escucha... Cuando me dijiste que te gustaba y todo eso yo... Actúe como un idiota, lo siento.

   — Oh, Julius...

   — Calla, no he terminado — Dijo ruborizado e impaciente el peliblanco.— A veces yo actuo como un tonto cuando estoy nervioso o sólo no sé cómo reaccionar y... Te lastimé con todo lo que dije, no quería hacerte llorar, al menos no así —murmuró bajo lo último a lo que el pez parpadeó un par de veces.— En fin, emm... Creí que podría tratarse de una broma y me molesté porque... Tú... Bueno...

    Lo miró más detenidamente, notándo la atención que le estaba tomando el sorprendido pez. Sus ojos se veían tan brillantes además, siempre con esos ojos grandes y adorables... ¡Que rabia!
 
    — ¡Maldición! Que también me gustas ¿Contento? — Dijo irritado y ruborizado el  chico bomba, hasta su mecha se encendió.

   Darwin sonrió un golpe en su corazón, no uno malo, por supuesto, sino uno que lo puso a trabajar a toda potencia. Sentía su cara más caliente que el sol y una alegría llenarlo. Se acercó a Julius y apagó su mecha, sonriendo con suavidad y algo de timidez luego de todo eso.

    — ¿D...De verdad? —se incorporó en su lugar de nuevo el pez.— Bueno, yo... Anoche entendí que a pesar de que te conozco me puse a llorar por algo que sé que haces a veces cuando estás exaltado... —Se llevó una mano a la mejilla.— Además me estabas hablando de cosas serias e importantes para ti como lo de la universidad... Y yo sólo... Este... Eso salió tan impulsivamente que lo entiendo.

   — No, pero aún así — Se llevó una mano a la nuca el chico bomba.— No debí... Agh... Cómo sea, no quiero que tengas que acostumbrarte a qué te insulte o te trate mal sólo porque soy un idiota.

   — Está bien, haz mejorado mucho — El pez sonrió alegre.— Estoy teniendo paciencia, sé que no puedes solo dejar esas cosas de un día para otro. A...Además yo... Sé que me quieres ahora.

    Julius sintió su cara calentarse más al él decir eso de esa manera, gruñendo por la sensación de mariposas en su estómago y golpeando su estómago por esto.

    — cálmense — dijo entredientes, pero era imposible dejar de sentirse enamorado.

   — ¿Estás bien? — preguntó algo preocupado el pelinaranja.

   — Si, estoy bien, no te preocupes... Entonces...—Miró de reojo al pez, trataba de mantener su vista al pasto por los nervios.— ¿Qué hacemos ahora?

   — Pues tú me gustas y yo te gusto — dijo con una sonrisa tímida Darwin.— Yo quisiera, bueno... Que... Mmm...

   — ¿Fuésemos una pareja de mariquitas?

   — Iba a decir novios, pero si... Igual puedes tomarte tu tiempo, sé que estas cosas te pueden dar ... ¿Cosa?

   — ¡Hey! — Miró al pez, con una cara sería, hasta intimidante.— ¡Si es por lo que digan los demás me da igual! ¿Sabes porqué?

   Darwin pareció sorprendido, a Julius si parecía importarle que pensaban los demás de que tan "chico malo" era, pero aún así solo preguntó.

   — ¿Por qué?...

    — Porque no necesito la aprobación de los demás para estar con el chico que me gusta ¿Y que si es un chico? Yo puedo hacer lo que yo quiera — se peliblanco de cruzó de brazos, era esos momentos en los que Darwin sonría con ternura al ver que parecía un mocoso rebelde.

    — Es cierto, tienes razón. ¿Entonces no te importa?

   — ¿Que seamos novios? No.

   — No eso, esto. — El pelinaranja se acercó y le dió un besito suave en la mejilla a lo que la bomba se sobresaltó un poco, con la cara caliente.

   — Eh...— Fue lo único que alcanzó a decir Julius cuando le besó y Darwin sólo mantuvo su sonrisita tierna.— Me importa eso.— Darwin se sorprendió.

   — Oh, vale, lo siento...

   — No, hazlo bien, tarado ¿Qué somos? ¿De preescolar? — El peliblanco le tomo del suéter y lo acercó a él para darle un beso en los labios. No fue un beso rudo a pesar de que lo parecía, fue suave.

    Darwin sintió su corazón querer estallar y su cara calentarse extremamente de nuevo, aún así no dudo corresponder el beso, después de todo era el beso del chico que tanto le gustaba.

    Es cierto que Julius era como una Geoda. Duro y tosco por fuera, pero tenía un gran tesoro por dentro.