CAPITULO XI

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Alessandra

Me despierto abruptamente y asustada cayéndome del sofá, aunque las risas a mi lado son las que me terminan de despertar, abro poco a poco mis ojos mientras me los restriego, miro hacia todos lados encontrándome los hermanos.

—Dejen de reír imbéciles. –Los regaño.

—Eso te pasa por no dormir donde te corresponde. –Me recrimina Emiliano.

—Eso paso porque tú eres un bipolar de mierda.

—Uhh los que se pelean se aman. –Habla Ander diciendo niñerías.

—En los sueños de Perico voy a sentir algo por Emiliano. –Mascullo mientras me levanto y acomodo las cosas.

—Uy despertó de malas Lucifer. –Se burla el castaño.

—¿Tú crees? –Le pregunto irónicamente.

Me quejo un rato más hasta que me siento a desayunar, mientras tanto observo a Ander que esta vestido con camisa y corbata de uniforme, miro a Emiliano a mi lado y esta con ropa normal.

—¿A dónde vas así vestido? –Le pregunto al castaño.

—A la escuela. –Me contesta Ander con la boca llena.

Lo miro con asco. —Claro, ¿Y tú no vas a la universidad o algo así? –Le pregunto distraídamente a Emiliano.

Enarca una ceja. —¿No se supone que investigaste todo de nosotros?

—El objetivo principal era tu padre, los demás eran adornos.

Sonríe de lado. —Sí, voy a la universidad.

—Hablando de eso... –Comienza Perico– Ustedes van a ir a la misma escuela de Ander –Sonrió al pensar que me voy a librar de tener que actuar–, no tan rápido Ale, la universidad de Emiliano está conectada a la escuela, así que se van a ver ahí también.

Refunfuño por lo bajo poniendo los ojos en blanco, luego de unos minutos los chicos se van juntos mientras que yo me voy al cuarto para seguir durmiendo. Después de unas horas siento que la cama se hunde a mi lado, abro los ojos y es Bianca que me está mirando.

Entrecierro los ojos y volteo a mirar al otro lado. —¿Qué pasa Bian? –Le pregunto somnolienta.

—Creo que me gusta Ander –Me dice rápidamente.

—Ahg –Me giro hacia ella y me siento en la cama–, tráeme café por favor, vamos a hablar.

—Claro. –Sonríe, me da un beso en la frente.

Se va dejando que la puerta se azote y la escucho maldecir al otro lado de la puerta, luego de unos minutos vuelve con una taza entre sus manos y se sienta conmigo en la cama, tendiéndome la taza con una sonrisa inocente.

—Buenos días. –Saludo agarrando la taza.

—Bien, vamos a hablar. –Anuncia Bianca.

Esto de las charlas emocionales me aburren.

Pero también me gusta el chisme.

La miro aburrida. —A ver... Quiero saber de tu situación con el míster idiota.

—Con Ander ya tuvimos sexo –Me confiesa sin más–, y ahora creo que me gusta.

Asiento. —Y allí está el ganador de la cacería.

Sonríe. —Lo siento, es que...Da unos lindos besos. –Se muerde el labio.

Niego con la cabeza. —No tienes que pedirme perdón Bian, ya eres mayorcita para hacer lo que quieras con quien quieras...Además era el único que tenía oportunidad de ganar.

Mato por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora