Heridas

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Era una plácida noche en la ciudad de Japón. En ella actualmente la gente joven disfrutaba de su juventud, yendo de fiesta o simplemente disfrutando de un paseo por la ciudad. En el caso de Uraraka Ochako, una joven de 22 años y estudiante de medicina, era a pasar la noche ya que le gustaba el ambiente nocturno, la ayudaba a despejarse.

Tristemente la chica no tenía ningún amigo con quien disfrutar ya que era como la chica rara de su clase, por lo que apenas sabía relacionarse.

Al estar por una calle algo más relajada que el corazón de Tokio en un callejón escuchó un ruido parecido a unos cubos de basura caerse, llamando su atención.

???: A-ayuda.

De la profunda oscuridad una de las farolas mostró a un hombre adulto de cabello peliverde que parecía que tenía una puñalada en el abdomen, mostrando bastante sangre y estaba arrastrándose por la pared para acabar cayendo al suelo.

Ochako: Oh dios mio, ¿estas bien?

La chica se acercó inmediatamente para ver si seguía consciente, viendo que si lo era. El chico tan sólo podia ver la figura de la chica bastante borrosa, llegando a sonreír pues pensaba que se iba a ir.

Ochako: Tiene una puñalada, debo cortar la hemorragia de alguna manera.

La chica revisó en su bolso y cogió su pañuelo para ponerlo en la zona e intentar levantarlo.

Ochako: Cuando lleguen las ambulancias estará desangrado ... En casa tengo el suficiente equipo de primeros auxilios, espero llegar a tiempo.

Dicho esto intentó con todas sus fuerzas ayudar a ese hombre a caminar, el cuál apenas podía hacer algo. Tuvo suerte la chica de que no pesase tanto ya que parecía también alguien que pasaba hambre.

???: Gra-gra-gracias.

Ochako: No te preocupes, mantén el pañuelo lo mas apretado con la herida. No estamos muy lejos.

Pasó 10 minutos para que llegase a su hogar, para que al entrar lo dejase en su sofa y fuera corriendo al servicio, donde tenía todo su equipo. Parecía flash de lo rápido que llego de nuevo, viendo al chico llorando mientras sonreía pese al dolor que tenía.

???: Gra-gracias.

Ochako: Ya pasó, no te preocupes, estudio medicina. Ahora necesito que te relajes y respires lento y resta 1000 - 7.

Mientras el hombre seguía las instrucciones de la estudiante la chica le retiró el pañuelo ya ensangrentado, viendo que la hemorragia se cortó, por lo que del maletín sacó un bote de lidocaína, extendiendo el medicamento por la zona, provocando gemidos de dolor del chico.

Ochako: Siento si duele, pero sino será peor.

???: Peor?

Al cuando preguntó levantó algo su cabeza viendo que la chica tenía preparado una aguja con algo de hilo, poniendo al herido nervioso y levantándose, sorprendiendo a la chica.

???: No, no me pongas eso! Cualquier cosa menos eso.

Ochako: Estate quieto, se te va abrir de nuevo la herida. Solo busco ayudarte, con esto tu herida estará cerrada y el analgésico no durará mucho si sigues así.

???: ...

Ochako: Te prometo que no haré nada dañino, pero necesito que estés tumbado y lo mas quieto posible. Por favor.

???: ... Agh, esta bien. Intenta que no duela tanto por favor.

Uraraka se sorprendió que alguien que parecía venir de la calle misma tuviera ese comportamiento, incluso pensaba en contestar al chico de manera mas contundente. Después de que mostrase de nuevo la herida, la cual no se abrió de milagro, se colocó de nuevo para proceder a poner la aguja, viendo que el chico reaccionó.

Una Soledad JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora