El mes de Septiembre por fin ha comenzado y con ello Ochako vuelve a las clases en la universidad. La chica hacía ya 1 semana desde que Izuku se fue a buscar a Fukiage Satarō y la verdad que estaba algo preocupada.
Cada día en las noches en vez de dormir 8 horas salía a dar un paseo y de casualidad llegaba a zonas donde estuvo con Deku, teniendo esos recuerdos con el y sintiéndose abandonada. No le culpaba en lo mas mínimo pero se sentía tan mal que al llegar a su cama para dormir acababa llorando de la tristeza que tenia por la soledad que la volvía a acompañar.
Por la mañana intentó de todas maneras centrarse en las clases pese a que en su cabeza aún estaba aquel chico que conoció a finales de julio. Pese a estar en clases y ser todos adultos biológicamente muchos no terminaron de madurar e intentaban molestar a la castaña tirandole papeles a su cabello. Al acabar las clases estaba recogiendo sus cosas e intentó irse pero una chica se puso en medio de su camino.
???: Oye llorica, acaso ni me saludas?
Uraraka: Mira quien habla, la que se acuesta con cualquiera que le dé un tequila.
???: Oh, en serio crees que me haces daño con eso? Por favor, yo disfruto de la vida, no como tu que pareces una monja en un convento.
Uraraka: Himiko tengo literalmente cualquier cosa mejor que seguir esta conversación así que será mejor que digas lo que quieras y me dejes irme.
Himiko: Bueno, sólo quiero que sepas que un amiguito mío te va a mandar un mensaje hoy así que espero que lo veas marginada.
Uraraka: Ya, piérdete de una vez (Porque intentará molestarme, ni que estuviéramos en la preparatoria).
Con esto dicho se fue de la universidad mientras observaba a grandes grupos de gente relacionarse entre ella y riéndose de cosas sin sentido. La chica tristemente volvió a su realidad, pero ahora se sentía incluso peor.
Al llegar a su casa tras abrir su puerta tiro su mochila para sentarse en su sofá y tener su teléfono a mano. Estuvo así en los últimos días y bi se atrevía a pisar la cocina por lo que comía comida a domicilio.
Uraraka: ... Maldita sea, porque no llamas ... Al menos dime que estás bien. O al menos vivo.
Las horas pasaban y la castaña seguía sin recibir ni una llamada. Por momentos lloraba por sentir que llevo a quien quería a la muerte, tan sólo recordaba su actitud despreocupada y alegre, siempre estando feliz y mas cuando estaban juntos.
A las 7 PM el timbre de la puerta sonó, extrañándola un poco hasta que llego a pensar que podía ser el peliverde. Con gran ilusión se levantó del sofá para abrir la puerta.
Uraraka: Deku! Estas ... aquí ... No hay nadie ... Malditos niños si piensan que esto es divertido no tienen idea. Hm? Una carta? Correos solo entrega por la mañana, es muy raro.
Entonces agarró la carta para cerrar la puerta y abrirla, viendo que era la letra de Izuku.
Uraraka: Esto lo escribió Deku!
Hey, hola Ochako, soy yo, Izuku.
Bueno, primero espero que no te enfades conmigo pero es que no puedo llamarte porque no recuerdo tu teléfono jeje, que fallo mas tonto no? En fin, de momento estoy bien así que no te preocupes, aunque aun no encontré a ese hombre.
Pregunte a gente que me conocía de antes por si le vieron y me dijeron que estaba en el club de lucha que estaba al fondo del callejón donde nos conocimos. Estoy algo nervioso pero espero acabar lo que empecé para volver pronto a casa, así que no vengas a por mí. Nos veremos mas tarde!