La oscuridad reinaba en el lugar, el viento entraba por los ventanales abiertos y aullaba recorriendo los pasillos como una jauría de lobos que venía a por ellos.
Mael corrió cada vez más rápido, sin mirar atrás, sin fijarse siquiera si el resto del escuadrón lo estaba siguiendo, su hermano estaba en peligro y eso era lo único que importaba, la única idea que rondaba en su cabeza, debía ganar tiempo hasta que llegaran los refuerzos.
El grupo se abrió paso a través de la oscuridad, solo guiados por la verde realidad que se captaba a través de sus cascos de visión nocturna, prestando atención a todo lo que se movía alrededor, dando de baja a todo ser viviente que se les atravesara, en ese sitio solo habían dos bandos, amigos y enemigos, y todo aquello que no se encontrara dentro de su grupo era clasificado como lo segundo, y debía morir.
Mael llegó al final del pasillo del ala izquierda por donde el y sus seguidores se habían colado y giró a la derecha, de acuerdo a los planos que había memorizado ese era el camino al vestíbulo principal.
La luz se alcanzaba a ver y corrió más y más rápido, el arco del umbral pasó sobre su cabeza cuando llegó al sitio y Mael frenó en seco la marcha para estudiar la escena ante sus ojos.
El resto hizo lo mismo.
El vestíbulo estaba bañado por la luz de la luna llena que entraba por la gran cúpula de cristal del techo, en el sitio abierto frente a él ocupado por un piso de mármol negro pulido y macetas debidamente colocadas se encontraba el resto de los miembros del escuadrón.
Dos de ellos estaban muertos en el suelo, desmembrados, la sangre cubría el negro del lugar y se extendía a su alrededor, otros estaban heridos, y entre ellos Malik que sujetaba una cortada profunda en su brazo derecho.
En el piso también había otros cadáveres que él no identificaba y frente al grupo, rodeándolo como una manada de hienas que acechan a su presa, cinco vampiros de cuerpos grandes y musculosos, armados con espadas, tres de ellos vestidos con trajes de cuero negro con una mano roja pintada en el centro del pecho.
Pero eso no fue lo que dejó congelado en su sitio a Mael, por supuesto que le causaba duda como solo cinco podían haber mantenido a raya a quince miembros de su escuadrón alfa, pero lo que en verdad lo dejó paralizado en su lugar fue la imagen que se apreciaba más allá de donde estaban sus compañeros.
En la pared del fondo había una pequeña isla de mármol que se alzaba sobre el resto del nivel del suelo con un trono de madera negra, grande y antiguo, y sentado en él una mujer de cabello blanco y ojos rojos que lo mirada fijamente, drenando todo el calor de su cuerpo con el aura de muerte y dolor que desprendía.
A ambos lados de la mujer había un guardia con traje de cuero negro y la mano roja en el centro del pecho, y detrás se encontraba parada otra mujer, con una túnica oscura que cubría casi todo su cuerpo y tapaba parte de su rostro con la capucha.
Mael sintió el peso de todas las miradas que se dirigieron en su dirección y obligó a su cuerpo a actuar, pero este no le respondía, sentía como una pequeña corriente se elevaba por todo su cuerpo proveniente de sus pies y se acumulaba en la punta de sus dedos.
Dio un paso hacia delante, y luego otro, sin dejar de prestar atención a la dama que regentaba al fondo, ahí era donde residía el verdadero peligro.
—No te acerques—grito Malik—no te acerques carajo.
Mael detuvo la marcha y prestó atención a su amigo.
—Coge a los otros y huye ahora mismo—declaró—corre tan rápido como puedas.
A Mael le sorprendieron aquellas palabras, Malik no era un hombre cobarde y mucho menos de los que huía ante el peligro, pero lucia.... lucía desesperado, vencido.
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Una historia de Sangre y Furia
RandomMael perdió a su familia a una edad temprana a manos de las criaturas de la noche a las cuales ha jurado destruir, y ha sido creado y fungido como uno de los mayores caza vampiros de esta era, tarea que cumple al pie de la letra hasta el día que con...