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-La salud de Eren está muy bien, no tienes de que preocuparte Hange-

-Entonces ¿Qué le sucede? Siempre está haciendo esas cosas raras-

-Es normal en una gata de su edad, Eren solo necesita un macho-

-¿Disculpa?-

-En vista de que no quisiste esterilizar a Eren, ella necesita de un macho para poder calmar sus celos-

Si, la pequeña gata castaña había entrado en celo cuando recién cumplió un año, aunque en edad felina tiene quince realmente.

-¿Hay alguna otra forma que no sea esa? Eren es muy joven para ser madre-

-Solo dale unos cuantos mimos, no la dejes mucho tiempo sola o podría resultar peor-

Hange metía nuevamente a la esponjosa gata en la jaula de transporte para salir de la veterinaria justo después de pagar.

La mujer caminaba entre las calles para poder volver a su hogar y obviamente Eren llamaba la atención de los gatos callejeros por su intenso aroma.

-Si que huele bien ¿No, Levi?-

-Tch como sea es una maldita gata más y yo muero de hambre-

-Iré a verla, tal vez quiera a un macho que la consienta-

-Haz lo que quieras Erwin-

El gran gato de color dorado avanzaba rápidamente hasta llegar a un lado de donde la dueña había bajado la jaula para comprar algunas cosas.

-Hola preciosa-

-H-hola-

-Creo que eres hermosa, no puedes andar sola por ahí y yo recibo esa linda retaguardia como pago-

-Mamá dice que aún soy joven para eso-

-¿Mamá?-

-Mi humana-

-Ellos no saben nada sobre nosotros, yo puedo hacerte sentir mejor-

-¿En verdad? Es que esto que siento es incómodo-

-Solo date vuelta preciosa-

La gran gata color marrón hacía lo que le pidieron levantando su cadera, obviamente había un obstáculo y era la enorme reja que tenía por puerta.

-¡Eren! Largo de aquí gato asqueroso-

Decía Hange mientras espantaba al gato amarillo haciendo que se erizara y saliera corriendo.

-Mi pequeña Eren, ese gato quería lastimarte, vamos a casa-

La de lentes cubría la jaula de Eren con una pequeña cortina evitando que viera al exterior mientras Erwin aún intentaba alizar su pelaje luego de aquel susto.

-¿Eres idiota?-

-Es preciosa Levi, nada que ver con las gatas de la calle-

-Es obvio, es una estúpida gata de casa, la cepillan y hacen todas esas ridiculeces con ella-

-Casi lo logro-

-¿En serio?-

-Está tan necesitada de mi que iré a buscarla más tarde-

-Si claro y esa señora te dejará entrar como si nada-

-¿Qué tal si la distraes mientras yo entro?-

-No soy un payaso como tú-

Dicho y hecho Erwin estaba junto a Levi frente la casa donde segundos antes habían visto a la esponjosa gata café.

-Ahora que la veo mejor, se la queda el que entre primero-

-JA JAJA JAJA ¿Hablas en serio?-

-No tengo cara de estar bromeando ¿O si?-

-Vamos Levi eres muy bajito para ella, si lograrás entrar dime ¿Qué harías para lograr entrar a "su corazón"?-

-De los dos yo soy el que ha tenido cachorros-

-Solo porque yo no he podido Levi, no es como que dejaste por todo el continente, solo fue una vez en Francia esas gatas si que eran excepcionales-

-Aunque por ella podría quedarme para siempre en Alemania, solamente no menciones más lo de Francia-

-¿Hablas en serio? ¿Abandonaremos los viajes largos?-

-Creo que conocí todo lo que quería conocer-

-De acuerdo, el primero en entrar gana-

Intentaron de muchas formas llamar la atención de alguna de las dos ya fuera para que la humana abriera la puerta o la felina se fijara en alguno de ellos.

El gato negro se dio cuenta de algo que su gran amigo no y era que la chimenea no estaba encendida.

Trepó sin llamar la atención del rubio dejándolo dando vueltas por el jardín mientras él con asombrosa habilidad había logrado bajar por las paredes de ladrillo rojo que formaban aquel túnel vertical.

En ese mismo instante Erwin había entrado por la ventana de la cocina que estaba unos centímetros abierta llamando la atención de la castaña alejándola de ahí.

Todo a favor de Levi, solo hacía falta encontrar a su objetivo que fue realmente fácil en comparación a bajar por la chimenea.

Y cómo cualquier gata en celo Eren estaba restregándose contra el piso en busca de afecto.

-Si que eres muy alta-

-¿Disculpa?-

-Tu cuerpo es muy grande en comparación al mío-

-¿Cómo entró aquí?-

-Solo estaba caminando y de repente caí por tu chimenea-

-Lo lamento, las chimeneas son peligrosas-

-No importa, solo necesito algo con que puedo limpiar toda la ceniza-

-Bajare un trapo para que puedas limpiarte-

Levi no era un gato respetuoso en ningún sentido de la palabra así que sin faltar a su moralidad se permitió mirar la parte trasera de la inocente gata que con trabajo trepaba para después lanzarle una de las telas con las que Hange solía limpiar la barra de la cocina.

-Ya le he ayudado ¿Podría ayudarme a mi?-

-Exactamente ¿Ayuda en qué?-

-Alguien me dijo que podría ayudarme con lo que siento ¿Usted sabe sobre eso?-

-Se le llama follar-

-En ese caso ¿Follamos?-

-Por supuesto-

Eren nuevamente dejaba a la vista su trasero esta vez siendo consiente de que Levi miraba esa parte de su anatomía.

-¡Baja tu cadera, eres muy alta así no podre follarte!-

-Lo siento-

Poco se imaginaba Levi que su corazón había sido capturado por los esmeraldas de su acompañante.

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Nunca supe escribir romance (mucho menos de gatos) pero me gusta demasiado.

Huellas en el tejadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora