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—¡Gabi, Falco!—

Ese era el grito de Levi para mantener bajo control a sus pequeños soldados.

—¿Ahora que hiciste Gabi?—

—Yo nada, seguramente se enteró que te hiciste popó fuera del arenero—

—¡Oye! Yo no le dije que no alcanzaste a llegar a la caja y te orinaste en el sofá—

—Yo no estaba enterado de eso pero gracias niños, ahora tengo una excusa para castigarlos frente a su madre—

—¿Entonces pogué les gibas babá?—

—Sasha termina tu comida antes de hablar—

—i baba—

—Solo quería decirles que estuvieran más tranquilos, su mamá está cansada —

—No fue nuestra culpa que le crecieran más bebés en la pansa—

—¡Si! Hange dijo que era culpa de papá travieso—

—¡Papá travieso! ¡Papá travieso! ¡Papá travieso! ¡Papá travieso!—

Los tres niños gritaban con alegría mientras Levi estaba cerca de morir de vergüenza por culpa de Hange.

—Leviii fufu ¿Por qué los niños te llaman travieso?—

—Hange les dijo que fue mi culpa que de nuevo estuvieras en cinta—

—Sin ti no habría podido tener más bebés —

—¡Eren!—

—Esta bien papi travieso ya no diré nada—

Los cuatro veían como Eren se dirigía al gran tazón de alimento mientras su gran vientre se movía de un lado a otro al ritmo de sus esponjosas caderas.

—¡Papá travieso!—

Fue lo último que gritaron los pequeños antes de irse corriendo directo a la habitación de su humana.

—Te ves hermosa Eren—

—Gracias travieso —

—¡Eren!—

Fin

Huellas en el tejadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora