Parte 2

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Minho miró con recelo la actitud de Jisung; desde que el menor había dormido con él hace dos noches, parecía como si repentinamente hubiera descubierto que no había nada malo con abrazar a las personas. Jisung era muy tímido y solía reservarse ese tipo de afecto.

Chan y Felix eran los más felices al recibir abrazos por la espalda y besos en las mejillas, y sostengan a Minho con fuerza, pero él estaba a nada de patear a Jisung para que volviera a ser el mismo arisco de siempre.

No es que Minho estuviera celoso... O quizás sí, bueno, Minho estaba celoso.

Minho jamás pensó que le molestaría tanto que Jisung fuera afectuoso con otras personas; era raro, y sentía un feo dolorcito en el pecho, pero lo disfrazaba de miradas inquietas y bufidos incómodos cada vez que Jisung estaba cerca.

―Mino ―canturreó Jisung gateando sobre el suelo de la sala―. Miinoo...

Minho dejó su vaso vacío sobre la mesa y miró a Jisung con curiosidad. Si lo pensaba mejor, Jisung comenzó a comportarse de una manera un poco infantil. Miró hacia todos lados escaneando la sala y al no ver a nadie, se acercó a la altura de Jisung.

Casi se sentía como si el menor siguiera ebrio. Jisung tenía los párpados semiabiertos y su labio inferior se abultaba con ternura.

Minho comenzaba a preocuparse por la salud de Jisung.

―¿Qué quieres, Jisungi?

Jisung dejó caer su cabeza en el sofá y jugó con los deditos de sus propios pies.

―No Jisung... Hani...

Minho se acercó aún más a él y miró los ojos brillosos del menor, sus pupilas no estaban dilatadas, se veía normal. La idea de que estuviera drogado fue descartada.

Jisung miró el regazo de Minho y dejó caer su mitad superior sobre él, soltando un jadeo de gusto. Minho se sorprendió por un momento, sin embargo, llevó una mano a su cabello y lo acarició dudosamente.

De repente, recordó algo que Seungmin le había dicho alguna vez sobre el comportamiento de Chan; el mayor a veces entraba en un estado de ensimismamiento donde se comportaba como un niño pequeño y buscaba los mimos de Felix. Fue un poco raro y Minho no se lo creyó.

Ahora, casi podía decir que Jisung estaba haciendo lo mismo.

―¿Quieres hacer algo en especial... pe... pequeño? ―dijo Minho carraspeando al decir la última palabra.

Jisung sonrió inmediatamente al oír el tono agradable en la voz de Minho y asintió varias veces. Minho se sintió abrumado por la reacción tan linda del menor y sonrió encantado.

―¿Me cargas...? ―inquirió Jisung sobando su cabeza con el pecho de Minho―. Hani ya está agotado ―bufó exageradamente e hizo pucheros.

Minho tomó a Jisung por las axilas y se incorporó, cargándolo como a un niño pequeño, con las piernas de Jisung alrededor de su cintura, el menor era realmente liviano. Jisung descansó su cabeza sobre el hombro de Minho y se relajó.

―Hani, ¿quieres que te dé algo de comer? ―preguntó dirigiéndose hacia la cocina con lentitud.

Jisung separó sus labios y sus ojitos bizcos se cruzaron.

―Quiero comer de tus dulces... Mino nunca me da de sus dulces.

Minho miró la caja en la alacena donde guardaba sus golosinas y frunció el ceño. Cuando los miembros le pedían dulces, él no se negaba, aunque no recordaba una sola vez en la que Jisung se los hubiera pedido.

―Te daré todos los dulces que puedas comer ―murmuró Minho alcanzando dicha caja, la abrió con una mano y se la enseñó a Jisung―. Elige, Hani.

Jisung abrió la boca en un círculo pequeño y miró todas las golosinas con sorpresa. Sus grandes ojos saltones miraron de Minho a los chocolates y caramelos.

Con su pequeña mano, tomó todos los dulces que pudo y sonrió feliz.

―Gracias... También quiero gelatina... me gusta la frutilla.

Minho rio y abrió el refrigerador buscando la gelatina de frutilla.

―Aquí tienes, Hani.

―Gracias, Mino.

―Me tienes que decir “Hyung”, cariño. ―Minho guardó la caja en lo alto y comenzó a caminar hacia la sala nuevamente―. ¿Por qué no me dices así?

Jisung moduló su nombre varias veces acompañado del honorífico y, con sus labios en un pico, habló en voz alta:

―Mi... hyung. ―Jisung le extendió un caramelo a Minho y este le miró confundido por un momento, rápidamente se dio cuenta de que debía quitarle el envoltorio.

―Listo.

Minho sonrió viendo a Jisung, verle comportarse de esa manera era en cierto grado reconfortante y ni siquiera sabía porqué. Debía resultarle incómodo, pero no lo era.

(...)

Minho abrió los ojos de súbito al sentir un líquido caliente en su costado y se incorporó rápidamente. Jisung le miraba asustado al darse cuenta de lo que había hecho y sus ojos saltones comenzaron a llenarse de lágrimas.

Minho no cabía en su estupor. Jisung acababa de mojar su cama.

―¿Q... Qué demonios, Han Jisung? ―inquirió aún con los ojos abiertos, y no pudo evitar hacer una mueca de asco al sentir el olor a orina.

―P... Perdón. Perdón, lo siento ―Jisung se removió y trató de bajar de la cama de Minho temiendo que este le pegara, cayendo al suelo al no tener de dónde apoyarse―. Perdóname, lo siento...

Minho se quitó la camiseta mojada y la tiró al suelo, miró a Jisung quien había comenzado a llorar y detuvo todos sus movimientos. Trató de respirar acompasadamente y peinó su cabello hacia atrás. No, Minho no había reaccionado para nada bien.

―Perdóname a mí, lo siento, mi cariñito ―Minho habló rápidamente, atropellándose con sus propias palabras―. Me sorprendí, eso es todo. No te asustes, ven aquí. ―Minho extendió ambas manos hacia él y Jisung se acercó algo temeroso.

―Mojé la cama... ―susurró en pánico.

―Ya lo veo, Hani. No te preocupes. ―Minho dio besos en su sien y se dirigió al baño con Jisung cargado y aferrado a su cuello―. Vamos, hay que lavarte.

Minho jamás se imaginó tener que bañar a Jisung, ni mucho menos, salir a comprar pañales. Ese problema de control de esfínteres iba a causarle pesadillas si no hablaba con Jisung.

(...)

Jeongin miró a Jisung con cariño y luego observó a Minho. El mayor le había comprado chupetes, biberones y pañales a Jisung como si fuera un auténtico bebé (aunque para Minho lo era).

Afortunadamente, Jisung sólo usó pañales para dormir, lo que significaba que no había vuelto a mojar la cama desde entonces. Un mes después, Minho le retiró los pañales.

Al principio había sido raro, pero Minho se acostumbró a Hani y también al Jisung más afectuoso. El corazón de Minho daba saltos de alegría cada vez que la linda voz de Hani le llamaba Mino.

―Te ves lindo, hyung ―murmuró Jisung sentado en el suelo, comiendo un caramelo mientras miraba atentamente a Minho.

Las mejillas de Minho se pintaron de rosa y rio bajito.

―Te ves lindo, hyung ―repitió Jeongin con burla, pegándole a Minho en el brazo.

Jisung lo miró molesto y gateó hasta Jeongin, se acercó y mordió su pierna.

Hani is a baby  ⸺minsung。2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora