Un Adiós Acompañado

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El castaño apresiaba el anaranjado cielo del atardecer desde el techo de su hogar, sus ojos dorados reflejaban aquella hermosa luz crepuscular, el brillante e imponente sol se resguardaba en su escondite con lentitud, prontamente las nubes desistieron a seguir cubriendo las estrellas, dejando ver la luna que tenía una luz vigorosa, la cual iluminaba cualquier lugar oculto entre la oscuridad del bosque o el pueblo.

Cerró sus ojos con concentración, su cuerpo se tenso levemente, sus dientes se volvieron afilados, pero los caninos parecían tan aguzados como el pico de un Búho Real.

Sus garras se agrandaron, amenazando con romper los guantes negros que las cubría. Pequeñas plumas cafés con puntas negras comenzaron a brotar por todo su cuerpo, pero sin llegar a mucho. Inconscientemente el búho arrugó la nariz, dejando ver sus colmillos blancos. Al instante sus ojos se abrieron, brillaban más que nunca, esos ojos aparentaba un eclipse solar en el atardecer.

Fargan extendió su cola y salto del techo de su casa, utilizando su cola como un planeador, evitando un daño por caída, y luego se dirigió hacia el campanario, donde aguardaban seis de sus amigos en el balcón. Pronto subió al lugar, viendo a sus amigos apoyados en las lozas de piedra lisa de la terraza.

El albino se acercó a su novio con una sonrisa triste en su rostro—Ten cuidado... Tienes que prometerme que volverás, ¿okey?—Dijo acariciando la cara de Fargan, quien asintió con una sonrisa que hizo sonrojar al de boina.

El mayor quizo abrazar a Willy como forma de despedida, pero el antes mencionado lo alejó, golpeandolo levemente con la mochila que le había preparado.

—T-Ten... Para que no te mueras de hambre, rata.— Añadió desviando la mirada para ocultar su sonrojo.

El otro agarró la mochila, ahora con un ligero sonrojo en sus mejillas. Con una expresión enternecida se acercó al albino y lo abrazo aún con la mochila en mano.

Los demás; Rubius, Vegetta y Alexby, se miraron entre sí, para luego dejar solos a los dos tortolos, para que pudieran despedirse como tal.

Willy, al notar la ausencia de los otros, correspondió al abrazo del mayor, ocultando su rostro en su pecho al recibir una amezana de parte de sus lágrimas, que estaban apuntó de salir.

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No sabia cuál era la nesecidad de llorar cuando Fargan lo abrazaba, lo más extraño era que aquello sólo pasaba con él.

Por alguna razón, todo el tiempo sentía que en cualquier momento perdería a Fargan. Siempre que se sentía solo, estresado o desanimado, en la única persona que pensaba que podría bloquear esos sentimientos era Fargan. Lo amaba tanto, que se desahogaba en su pecho por algo malo que hubiera pasado, algunas veces hasta iba a casa del castaño, únicamente para dormir con él.

Su confianza y gratitud hacia el mayor le causaba un miedo interno, miedo el cual era el perderlo para siempre. Su sonrisa le daba alegría, su voz le daba seguridad, sus caricias le daba fuerzas, su compañía le hacía olvidar todos lo acontecimientos tan horribles que habían aparecido a lo largo de su vida. Y el sólo echo de pensar que no lo vería en cinco años, le daba la voz suficiente como para decir cuanto lo amaba y cuanto lo quería a su lado.
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Cuando se dio cuenta, ya las lágrimas estaban cayendo de sus ojos esmeralda, aquellos sollozos fueron oídos por el castaño, que se separó del abrazo para tomar el rostro del chico entre sus manos, y mirarlo con sus ojos cristalizados.

Él sacó una caja de tamaño mediano de su chaqueta, tomó la mano del albino, la abrió y dejando la caja en la mano del contrario, dijo—Abrela cuando te sientas solo, ¿si?—para luego cerrar la misma—Te amo... Mucho—Afirmó dando un corto beso en los labios de su chico.

Él se giró para irse ante de que la noche cayera, pero la mano de Willy en su brazo lo hizo detenerse y mirarlo.

Rápidamente el albino se acercó a él y lo beso con amor puro y duro, el azabache correspondió, notando levemente el sabor salado de las lágrimas de Willy, que caían por sus mejillas.

Cuando se separaron por la tonta falta de aire, Fargan ya había empezado a llorar, mientras mantenía una sonrisa temblorosa en su rostro.

—Descuida... Yo te esperare con los brazos abiertos cuando vuelvas, ratoncito—Aseguró con una sonrisa, viendo como el otro bajaba por el ascensor....

-✵𖦹✵-

Era un día como cualquier otro, Willy se encontraba caminado hacia su hogar después de un pesado día trabajando en el cementerio. Sin duda alguna, las vibras de tristeza de esa zona lo dejaban hecho trizas, y al saber que su novio aún no volvía, sus energías no regresarían hasta que descansará al menos dos días completos.

Entró a su casa con cansancio, se dirigió a su habitación y tomó un poco de ropa para irse a duchar, y cuando salió, se dejó caer sobre la cama, haciendo saltar las almohadas, las cuales agarró, una para recostar su cabeza y la otra para abrazarla, cosa que hacía para tratar de recordar al castaño, algo que de vez en cuando funcionaba.

Al hacerlo se quedó mirando fijamente la lámpara en la mesita de noche, la cual estaba apagada. En un momento dado su vista se topó con la cajita pequeña que el búho le había obsequiado para cuando se sintiera solo. Al verla, se puso a pensar si agarrarla o no, pero se sentía solo. Desde que Fargan se había ido, hace ya dos años, se había rehusado a ver lo que hay en la caja, aunque extrañará mucho al castaño, su orgullo lo lograba convencer.

Pero no lo soportaba, necesitaba saber que aguardaba dentro de el paquete, decidido se sentó sobre la cama y fue gateando hacia la mesa de noche. Iba a tomar la caja, pero su mano no se atrevía a tocarla, su soberbia dominaba su cuerpo por completo.

Tuvo que agarrar su mano con la otra para poder moverla y agarrar la cajita, suspirando cansado, como sí hubiera tenido una pelea contra sí mismo.

Emocionado abrió con delicadeza el pequete, viendo como un silbato de madera, con forma de un búho, yacía sobre un cojín anaranjado que traía consigo una hoja de papel bien doblada. Extrañado tomó el silbato, para examinarlo más de cerca, notando que debajo de éste estaba escrito "Farfán" en letra cursiva.

Luego tomó la pequeña hoja de papel para abrirla y leerla:

Sé que te parece inútil el silbato, pero creeme, cariño, te va a encantar lo que hace. Sólo tienes que ir a la copa de tu casa-árbol, en la noche, y sonar fuerte el silbato, ahí encontrarás a un viejo amigo mío, que te acompañará siempre.

¦Narra Willy¦

Mire mi celular: eran las siete con cuarenta y cinco minutos, entonces comencé a subir hacia la copa de mi "árbol", y aún con el papel en mano, hice sonar fuertemente aquel instrumento de madera, el cual imitó el cantar de un búho, pero más agudo. Espere unos segundos, pero nada sucedió, confundido volví a revisar la hoja, dándome cuenta de que atrás también decía algo:

Cuando lo hagas estira tu brazo derecho, que quede recto, él es muy silencioso, asique no lo vendrás venir, trata de no asustarte y gritar, ¿vale?

Okey, te amo, ratocito♡︎.

Sonreí tontamente al leer lo último, seguidamente repetí lo antes hecho, esta vez con mi brazo extendido y al poco tiempo sentí como unas garras se clavaban en mi antebrazo, rápidamente me tapé la boca para no gritar por el dolor y al ver un gran y majestuoso Búho Real.

Ya un poco más tranquilo lo acerqué a mí para verlo mejor, el animal me miró con sus grandes ojos amarillos, para luego acercarse, caminando de lado por mi brazo hasta quedar cerca de mi cabeza, pensé que me iba a morder, pero en vez de eso se dedico a jugar con mi cabello. Era idéntico a él.

—¿Entonces ese será mi nuevo compañero?—Cuestioné mirando el silbato— "Farfán". Jaja, muy listo Fargan, muy listo—Dije para mí mismo, mientras ingresaba de nuevo a mi casa para cuidar del ave.

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No sabía que ponerle de título :b

¿A que estoy arrasando con tanta actualización?, me siento orgullosa XD.

Si hay faltas de ortografía avisadme.

𝙾𝚗𝚎-𝚂𝚑𝚘𝚝𝚜 willgan 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora