La Muerte

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La muerte vino por mí, ella no es mi amiga, camina lento arrastrando sus prendas, si está sucia está sucia, al final solo te espera un camino de tierra y gusanos.

Cuando al fin me encontró, aunque me aferré a la vida, no pude evitar perderla de vista, rápidamente se me arrebató de mis manos lo que ya no era mío, y se me llevó por un sucio camino que apestaba a humedad mezclada con tierra.

Dentro de una caja me llevaron y tuve que ver a mi hermano llorando, como la vez que apareció su pequeño hamster inmovil con su cabeza entre los finos fierros de su jaula, murió ahorcado. Más esa fue una pena que duró un mes o dos más o menos. Y temí por mi memoria, temí en que mi recuerdo fuese así de pasajero. Temí que me recordaran por no poder mantener un solo amigo a mi lado, por dejar de lado la vida, por llevar caminos que quizá ellos no hubieran llevado.

Miré por última vez a mi madre a los ojos, embarrados de lagrimas negras, una mirada de pena, ella observaba mi cuerpo rígido y pálido en mi ataúd abierto. Miré a mi padre, que no podía mantenerse quieto, amagando cada cinco segundos consolar a mi pobre progenitora, no había soltado una sola lágrima en todo el evento. Fue sin dudas una relación diferente que la que tuve con mi madre.

Solté un suspiro desde donde observaba, además de ellos tres todas esas personas realmente no las conocía, vi de lejos a mi exnovia de tres meses llorar, el perro de la familia chillar porque no le soltaban la correa y mi tía abuela que había visto 4 veces en mis 24 años de edad secarse lágrimas para según yo lo que era simpatizar con el resto de mi familia.

Y por primera vez sentí lástima por mí, me había centrado tantos años en simpatizar a la gente, siendo buen estudiante, con un buen comportamiento, con un buen currículum y falsa empatía, que cuando encontré una salida fácil la tomé sin pensarlo.

Mi camino de problemas con la adicción no me llevo a nada más ni nada menos que a lo que acabó con mi amiga, a la que en vez de soportar mantenerla al margen y que les agradara a gente que no debería por qué hacerlo, debí dejarla ser, tomar esos tantos cursos artísticos que deseó, salir con amigos que aceptaran que así era y así debía ser y no nos hicieran sentir atrapados en un mundo que no era el nuestro.

Cuando mi fin llegó yo ya estaba deseando que ese fuera el final, y como así lo quise así lo obtuve, no hubo nada después de eso, solo retasos de lo que signifiqué alguna vez en la historia de mi familia y amigos. Cambié tanto que no me reconocí al final del recorrido, preferí estar muerto a ver una cáscara de nuéz hueca, dura, fría y al final, sin contenido, vacía. La muerte vino por mí, ella no es mi amiga, camina lento arrastrando sus prendas, si está sucia está sucia, al final solo te espera un camino de tierra y gusanos.







She Looks For MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora