Parte 04

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─ Tú eras de esos hombres.

─ No te lo voy a negar. Luego de verla con mis propios ojos supe que si debía morir al fallar sería un gran honor. Pero aquí estoy, vivo para contarlo.

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Al anochecer, en un azul cielo bañado de brillantes estrellas, un par de seres sobrevolaban a gran velocidad. No muy separados uno del otro.

Se trataba de nada más que Sesshomaru, el gran perro demonio y Kagura, la hechicera del viento. Cada uno volando por sus propios medios.

Continuarían con su viaje todo lo posible antes de detenerse a descansar. Y cuando lo hicieran, posiblemente Kagura fuese castigada.

Ella recordaba sin pesar, la razón por la que creía que aquello sucedería.

Kagura estaba demasiado ocupada en sus propios asuntos como para buscar pleitos. Solo quería disfrutar de uno de sus pasatiempos en paz. Sin molestar a nadie.

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