Aunque era fiel a mis principios y honraba a mis mayores, la leyes que me mandaban eran muy simples
"No te comas esa fruta, está prohibida para ti"
Apesar de las advertencias, me lleno la curiosidad y decidí me acercarme a ese gran árbol lleno de grandes y jugosas frutas, se veía tan tentador, que hasta yo, un fiel seguidor cayó ante la lujuria de probar esa bella calamidad
Y no pasó mucho que atragantadome con aquella prohibición, me descubrieran, y como era de esperar me juzgaron, me condenaron por probar la lujuria en su más viva imagen, sin duda lo esperaba y acepte mi condena, por que, sabía que era prohibida, ¡Yo lo sabía! Y aún así, decidí probarla, y sin pelos en la legua, mis mayores me sentenciaron a muerte por tal falta de respeto, no me queje, y no lo hubiera echo apesar de saber que me condenaron por haber probado la delicia de la libertad, y ahora, es mi fin.
