Que hermoso... ¡y desconocido!

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—(Hace calor~) —pensaba una chica joven con los ojos cerrados.

Estaba recostada encima de las sábanas de la cama, removiendose con incomodidad y rodando de un lado a otro, esto con tal de encontrar la posición perfecta que le ayudaría a conciliar el sueño. Y todo se debía a la sofocante temperatura de aquel año, gracias a los cambio climáticos que afectaban a la actualidad.

—¡Ahg! —se deslizó más hacia la izquierda, volteandose boca abajo para refrescar toda la parte frontal de su cuerpo—. (Por fin...)

De tanto moverse había encontrado la posición "perfecta" para dormirse al fin, ya que aquel lado de la cama estaba más fría y, por lo tanto, cómoda.

Simple satisfacción.

—(Puta que ricooo) —sonrió para sus adentros.

Sin embargo, dicha sensación duró lo mismo que un palito de fósforo al ser consumido por el fuego. Extrañamente, el calor de tal fuente de energía, empezó a extenderse desde las plantas de los pies hasta la cabeza, afectando mayormente su retaguardia.

—(¡Shesumare...!) —arrugó el rostro—. (Ya. ¡Me aburrí! Voy a buscar un poco de hielo).

Al momento de pararse vio arena en vez de las sábanas de su cama, quiso pensar que era una broma bien elaborada, pero los rayos del sol que cegaron sus ojos no podían ser de mentira. A no ser que hayan instalado en su pieza, mientras dormía, una ampolleta capaz de iluminar con tanta intensidad para dejarla ciega a penas abriera los ojos.

Pero su familia no era de hacer ese tipo de jugarreta, menos en derrochar de forma innecesaria el dinero.

—¡Ahhh! —pegó un brinco hacia atrás, cayendo de espaldas en la arena, restregó rápidamente sus ojos para aliviar la picazón—. ¡Luz re culia!

Unos segundos después palpó suavemente sus ojos, en señal de que no darían problema si los abría. Parpadeó un par de veces acostumbrándose a la luz, tomó asiento, alzó la mirada y logró observar con detenimiento que estaba en una playa, tendida en la arena frente a las olas del mar cristalino, los cuales chocaban con delicadeza contra tierra firme, miró por sobre sus hombros encontrando varias palmeras que conformaban un tipo de jungla hacia la distancia.

—¡¿Qué cresta?! —levantó ambas cejas y entreabrio la boca asombrada—. ¿A qué hora me salí de la carpa? ¿Me fui a dormir a otro lado?

Apoyó las manos en la arena para ponerse de pie, pero al hacerlo se dió cuenta de que ya no tenía manos, tampoco conservaba su típico color de piel trigueño, ahora eran patas delanteras de perro, la mitad hasta la parte inferior eran de un color celeste claro y la mitad superior se extendía en una tonalidad blanca.

—... conshesumadre... —revisó cada parte de su cuerpo, descubriendo que tenía unas seis colas onduladas, pelaje suave corto blanco y las patas traseras eran del mismo color que las delanteras—. (¡Tengo que verme la cara!)

Trató de levantarse como acostumbraba hacer una persona común y corriente, intentó mantenerse en pie con las patas traseras y dar unos pasos hacia la pequeña charca de agua estancada que se hallaba a un par de metros a la izquierda de su posición. No obstante, sus patas comenzaron a temblar y cayó de espaldas, aunque está vez sus colas suavizaron la caída.

—Puta madre —volvió a sentarse—. Si así no se puede, y tengo el cuerpo de un perro, entonces esto debería ser así...

Esta vez optó una posición cuadrúpeda, consiguiendo permanecer perfectamente de pie.

—(Va a ser como gatear) —presionó la arena con la pata derecha delantera y vio su parte trasera—. (Aunque está vez si podré usar los pies, mejor dicho, las patas).

✓Travesía Insólita✓ ~∆Pokémon Mundo Misterioso∆~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora