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No ha hablado con Miguel en más de una semana.

Sabe que aún esta donde su hermano. Sabe que aún faltan un par de días para que regrese a Perú. Nada le garantiza que quiera hablarle de todos modos. Nada le garantiza que volverá a dirigirle la palabra o a leer otro de sus correos electrónicos sin mandarlos directo al tacho de basura.

Pero le escribe de todos modos. No sabe si son las palabras adecuadas. No sabe si es lo que Miguel quiere leer. Pero le escribe lo mejor que puede.

Y espera.

Y espera.

Y un día, no tan lejano, mientras está comiendo ausente del mundo junto a la computadora, ve su nombre entre la lista de correos nuevos.

EscalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora