Shall we? || Jaemren

VII.

ENTRAR DESDE EL INCONSCIENTE

仁俊

La idea de tener una cita me convenció sólo hasta el último momento en el que llegué a ese restaurante y me paré frente aquella mujer que me esperaba paciente. Es decir, todo ese falso incentivo que creé en mi mente para estar allí esa noche se había caído por la borda cuando recordé que en realidad odiaba mucho hacer estas cosas.

—¿Huang Renjun?— Preguntó con una sonrisa fina en sus labios y una voz dulce. Yo asentí tomando su mano y estrechándola.— Soy Oh Haewon. — Dijo presentándose.

—Perdón por hacerla esperar. — Me disculpé quitándome el saco a la vez que me sentaba frente a ella.

—Llegaste sólo un minuto tarde.— Respondió mirando su reloj de muñeca.— Y yo sólo esperé cinco minutos, asi que no te preocupes.— Terminó de decir a la vez que tomaba el menú.

Yo asentí sin decir nada y también abrí la carta para pensar en lo que quería pedir.

—Por cierto, pedí vino blanco al llegar... no me gusta el tinto ni ningún otro tipo.— Explicó.— Espero que no te moleste.

—No, no te preocupes, no bebo alcohol.— Respondí y ella exclamó un "Ohh" sorprendida.

Al final después de varios minutos de pensar, acordamos que pediríamos el mismo plato habitual de ese restaurante porque esa noche sólo había menús especiales y ella aseguraba que no le gustaba experimentar comidas nuevas. Y yo tampoco quería comer algo muy pesado así que terminé por imitarla.

—Entonces, Huang Renjun...— Comenzó hablando mientras tomaba su copa.

Era una mujer bastante elegante, su conducta indicaba tener un control de todo e incluso sus gestos eran delicados como si pensara cuidadosamente en cómo hablar, o en qué pasos dar.

Donghyuck tenía razón cuando dijo que era una mujer bastante especial.

—Sólo Renjun.— Pedí y ella asintió.

—Renjun..., eres terapeuta.

—Psicólogo.— Corregí.— Después me especialicé en psicoterapia, pero primero soy psicólogo.

—¿Tienes dos títulos?— Preguntó, pero no parecía realmente sorprendida.

Era como si pensara que en realidad no era la gran cosa pero fingía que sí. Yo asentí levemente sin darle mucha importancia, mientras servía agua en mi copa de vidrio. —¿Y dime, es cierto que los psicólogos inconscientemente te analizan?— Preguntó curiosa mirándome fijamente.

Yo me reí a la vez que me quitaba los lentes y los dejaba a un lado porque me estaban molestando. Pero no sonreí porque creyera que ella era graciosa, sino porque era una pregunta que escuchaba a menudo.

—No.— Mentí imitando su contacto visual sin pestañear un segundo.

—Estoy segura de que en estos...— Miró su reloj de nuevo.— Veinte minutos que llevamos juntos, ya analizaste mis conductas y pensaste en qué tipo de persona era.— Dijo volviendo al contacto visual con una sonrisa.

—No, no trabajo gratis.—Respondí tranquilo, y ella rió mirando hacia otro lado.

—Creo que mientes.— Dijo sonando frívola pero sin dejar esa sonrisa inquietante en sus labios.— Aunque también leí que los psicólogos conocen el secreto de las mentiras, así que debe ser algo que manipulas con seguridad.— Aseguró.

Definitivamente tenía el control de las cosas que quería decir y cómo iba a decirlas, como si ya hubiera estudiado las palabras que me diría. Porque además, de alguna forma sentía que cuando me llamaba "mentiroso" no era sólo por aquello en específico. Había algo más...