Capítulo 4

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Kim Misuk



Había pasado una semana entera en la cual no había vuelto a ver a aquel chico, supongo que seguía trabajando. Además, aún faltaba ponerme de acuerdo con él para empezar a trabajar juntos.

Desde aquel día que lo mire, no podía sacarlo de mi cabeza y era algo extraño, pues nunca me había sucedido eso, cuando alguien me gustaba me comportaba bien y no lo recordaba todo el tiempo, ¿Pero que estoy diciendo? Lo acabas de conocer Misuk, no puedes estar enamorada de él.

Negué pasando una mano por mi cabello suelto, me encontraba en casa para ser precisa en mi habitación, la luz de la computadora que tenía al frente mío distorsionaba mi visión, no recordaba desde que hora estaba trabajando, me pare de la silla en donde estaba y me dirigí a prender la luz del lugar.

Me quedé por un instante mirando la palma de mi mano y sonreí sin darme cuenta, de pronto recordé haberlo saludado de mano y un suspiro salió de mí.

Sali al balcón a ver las luces de la ciudad de noche, para mi grata sorpresa el clima estaba demasiado agradable, me recargue en el barandal del lugar y me quede por un tiempo en la misma posición. La voz de mi hermano llamándome me hizo entrar de nuevo, camine hasta abrir la puerta y él se encontraba recargado en la puerta ya que casi cae cuando la abrí.

Negué divertida y lo hice pasar.

— ¿Qué paso? —pregunte volviendo a mi silla del escritorio.

— Salgamos, hace tiempo que no salimos, extraño a mi hermanita —contesto con una ligera sonrisa, sonreí ante aquellas palabras, lo voltee a ver y en su cara se notaba un puchero que había hecho con sus labios.

— ¿Desde cuándo tan cariñoso? —dije recargándome en el asiento con la mirada hacia el sentado en la orilla de mi cama.

— Anda, vamos —volvió a decir.

— Joon, estoy trabajando —dije señalando la computadora que estaba encendida en la mesa.

— Solo será un rato, prometo no molestarte después de esto —se paro de la cama y se acerco a mi dándome un abrazo.












— No sé en qué momento llegue aquí —comento cuando estoy por entrar a un antro.

La persona que se encontraba en la puerta no se veía tan amable que digamos, supongo que sintió mi mirada en por qué volteo en mi dirección, me daba escalofríos de solo llegar a mantener una conexión visual.

Cuando estaba dentro del lugar un calor abrumador se esparció en mí, el olor de cigarrillos y lo que parecía otro tipo de tabaco se profundizaron en mis fosas nasales. Joon estaba por delante de mí guiándome para llegar a una mesa vacía.

— Estos son los lugares que visitas —hable alto, pues el sonido de la música no dejaba escuchar mucho.

Este solo se limitó a asentir.

Pedimos unos tragos a un mesero que se pasaba por el lugar en el que nos encontrábamos, pasaron unos veinte minutos cuando cuatro chicos de la edad de mi hermano se acercaron y se sentaron con nosotros. Conocía a dos de ellos, al parecer era una noche en la cual ellos salían a beber y a encontrar a alguna chica con quien salir.

Noches De InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora