Capítulo 11

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Los días transcurrieron rápidamente, las estaciones pasaron y el pequeño Hon Hong seguía esperando, fielmente en la playa, día con día.

Al pasar de unas semanas sabía que probablemente nunca lo vería de nuevo, el pendiente rojo era lo único que le decía sobre su existencia, así que lo guardo con anhelo.

El tritón, mientras tanto se debatía entre la vida y la muerte en su prisión, día tras día podía ver como su pueblo masacrado era usado para el beneficio de unos pocos.

Con sus escamas forjaron armas y con su sangre tónicos, no se desperdició ni un solo cabello.

Se debe saber que cuando una sirena está muerta, su carne no funciona de la misma manera, por lo que no fue muy efectivo, pero gracias a ello, el ejercito del norte había tomado la ventaja en los últimos días.

Todos hablaban como eran los elegidos por dios, quienes con tan poco armamento y tropas triunfaron, debían ser el bien reencarnado para lograr eso.

Solo Xie Lian sabía a base de que estaban ganando, a costa de cuales vidas es que ahora triunfaban.

Sin más esperanzas para luchar, solo deseaba que los brazos de la muerte llegaran pronto, ¿por qué era el único que no podía morir?

La puerta se abrió una vez más ese día, no sabía que parte de su cuerpo cortarían, o cuanta sangre le quitarían para estar satisfechos, sin ganas de más, no miró a la persona, solo para sentir como sus brazos eran libres.

Sorprendido miró al humano, solo para encontrarse con un soldado muy joven, no debía tener más de 20 y se veía nervioso.

Al notar la mirada del rostro tan hermoso se sonrojó en respuesta, conocía a muchas chicas y vivía en burdeles, pero ese rostro definitivamente era otro nivel.

-No se mueva su alteza, lo sacaré de aquí-

El tritón se puso en alerta, ¿quién era esa persona?

Riendo, el humano lo sostuvo en sus brazos, aunque Xie Lian quisiera pelear no tenía fuerzas para hacerlo, su cuerpo ahora tenía unos huesos prominentes debido a la malnutrición y su piel estaba seca porque nadie le daba agua en algunos días:-No le haré daño, quiero sacarlo de aquí-

Salieron corriendo del lugar, Xie Lian llevaba tanto tiempo encerrado que no conocía que día u hora era, pero podía asumir que ahora estaban en medio de la noche, a comparación de otros días no se encontraban muchos soldados en el lugar, estaba un poco desolado.

-Todos salieron, están marchando, la batalla contra el sur casi termina por lo que se llevaron la mayor parte de las tropas, es ahora o nunca-

Xie Lian entendía un poco de lo que estaba pasando, pero, ¿por qué lo ayudaban?

En pocos minutos llegaron a la familiar costa, la brisa del mar golpeó el rostro del tritón con fervor y las lagrimas de felicidad querían salir en ese momento.

El soldado colocó el bulto de sus brazos en el agua, aún con su aleta pelada, el agua salada causaba escozor, pero esa sensación de estar sumergido era la mejor.

-¿Por qué me ayudas?-

Con una sonrisa el soldado respondió:-No muchos sabemos de donde vino nuestro aumento de fuerza, yo me enteré por error, pero ésto es un acto inhumano, su alteza, no todos los humanos somos así, no tenga prejuicios contra nosotros, pero debe alejarse, muchos son codiciosos, un alma pura como usted debe ser libre-

Agradeciendo desde el corazón Xie Lian tomó una de sus escasas escamas y se la entregó al soldado, quien no quería aceptarla.

-Algún día nos reencontraremos, con ésto te reconoceré, para darte las gracias adecuadamente- Sonriendo, el joven aceptó la escama, solo para salir corriendo después, no habían sido vistos pero debían ser cuidadosos.

Las lagrimas de una sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora