Deseos

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La vi caminar emocionada hacia la donde estaba sentado Adamas comiendo y platicando con Ardizo.

Ella intercambio una dulce mirada y unas palabras con él, me encontraba con la compañía Ginkgo pero nadie a nuestro alrededor parecía ponerle atención a ella.

Ambos caminaron tranquilamente hasta llegar a su dormitorio, aquello hizo que mordiera mi labio hasta sangrar, ¿por qué estaba con él?

Pero mi preocupación no termino ahí, ahora llevaba a Nákara, aunque la líder del clan perla fuera amable no me sentía a gusto con su presencia.

Y así pasaron los días, ella seguía caminando con más personas a su lado dejando que sintiera un amargo nudo en mi estómago.

Pero quien colmó mi paciencia fue Luka, su mirada de devoción hacia ella me hace sentir enojado, aunque siempre lo trataba con amabilidad él le regalaba cosas con la excusa de serle útil en su viaje.

—Hola.

Vi como su cuerpo dio un brinco cuando le hable a su espalda, llevaba sus brazos llenos de ingredientes.

Vi sus mejillas colorearse de rosa y sus ojos brillar al verme, sabía que esto había pasado un par de veces en sus últimas misiones.

Siempre que la encontraba ella tartamudeaba y mordía sus labios nerviosamente y yo quería hacer eso, quería probarla, saber a que sabían sus labios suaves rosas, ella me estaba volviendo loco sin darme cuenta.

—Pareces ocupada últimamente, ya no me saludas...

Fingí estar triste a lo que ella se puso más roja y negando efusiva, sonreí sin darme cuenta.

—¿Quieres...? —dudó por unos segundos, aunque sus ojos me miraron sin vacilación—, ¿quieres ir a mi casa?

Su propuesta no me sorprendió, en realidad iba a obligarla a llevarme si era necesario pero le sonreí inocente.

—Sería divertido —alcé mi dedo con una gran sonrisa—, también quiero enseñarte algo.

Sus ojos brillaron ante mis palabras, sus labios se volvieron una gran sonrisa y yo quería tomarla en ese mismo momento pero solamente la seguí a casa.

Era acogedor, era la primera vez que entraba, todo estaba muy bien arreglado e incluso tenía algunos objetos llamativos por su casa.

Me quedé observando los objetos, eran extraños pero para ella seguramente fueron de lo más natural, hasta que entre donde se encontraba su dormitorio, ordenado y desprendiendo fragancia familiar a ella a flores.

Giré a verla, estaba preparando algo de comer, así que me senté a su lado en silencio.

Parecía muy entretenida cocinando y ciertamente ella era la que me interesaba, sus movimientos estaban llenos de gracia e incluso su cabello que caía por su cuello...

—Volus...

Sujete con suavidad su cabello para que no le estorbara pero sus ojos quedaron clavados en mi olvidando lo que estaba haciendo.

Quite de su cabello el pañuelo que traía siempre dejando suelto su fragancia.

Sus mejillas se pusieron rojas y cuando estuvo a punto de decir algo la silencie.

Era dulce, suave y cálida, como es que ese pequeño cuerpo fuera tan fascinante para querer probarla por completo.

No opuso resistencia alguna cuando entré más profundo en ella, al contrario parecía acomodarse a mí.

Me separe lentamente de ella ambos agitando el aliento y deseosos de más.

Sus ojos parecían avergonzados pero con cierto cariño, hizo alejarme por unos segundos para admirarla.

Con un ágil movimiento la envolví entre mis brazos y la cargue para dejarla en su cama, si ella seguía sin decir nada no iba a lograr controlarme.

—Se mío.

Sus palabras me dejaron paralizado, aunque estaba sobre ella, simplemente sus ojos se mostraban con un destellos decidido, aquel que comenzó a volverme loco cuando la veía asumir las pruebas que se le imponían.

—No hay vuelta atrás —advertí conteniendo todas las ganas de lanzarme inmediatamente contra su ser.

Tomó mi chamarra por el cuello y en un movimiento ella me beso, no esperaba esa reacción pero con eso entendí todo.

—No te dejaré ir.

Sus palabras me recorrieron todo mi cuerpo sonreí amenazador, ella era todo menos frágil y maldita sea, como la deseaba.

Ella no estaba manchada con mi egoísmo y soledad, ella parecía brillar, su sentido de justicia a veces la veía verse como una tonta ingenua y eso me gustaba, porque eso mismo hacía que creyera en mis dulces palabras. Ella era todo lo contrario a lo que yo podía siquiera imaginar ser, aunque al final todo salió mal, fui yo quien cayó por ella.

—Entonces, ¿me dices que ellos venían para probar tu comida?

Pregunté mientras ambos estábamos sentados frente al fuego rodeados de los cobertores.

Su mano tomó un pan que había preparado y me hizo engullirlo.

Estaba bueno y suave, me sorprendí en lo buena que era en esto.

—Tuvieron que ayúdame —reconoció avergonzada ocultando su rostro rosado en mi pecho—, la mayoría me pidió que tuviera compasión de ellos para que no probara mi comida.

Eso explicaba porque siempre cambiaba de candidato, envenenaba a todos y seguramente el líder del clan diamante fuera el primero en pasarlo mal, una sonrisa genuina se posó en mis labios cuando me imagine sus caras.

—La próxima vez, llámame a mi —tomé su mano y la bese tiernamente—, siempre estaré para ti.

Su sonrisa ilumino todo su rostro y con ello mi arruinado corazón.

One-shot  Amor LegendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora