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Mercy se levantó de golpe cuando sintió el agua fría sobre ella. Su madre había estado luchando para que saliera de su habitación desde hacía tres días sin éxito alguno, y había llegado un punto en que se había hartado y había optado por la vieja técnica del agua helada para espabilar.

Si, bueno, eso era una reverenda mierda y Mercy iba a matar a alguien.

—¿QUÉ MIERDA TE SUCEDE? —gritó la ahora casi rubia Mercy. Toda su cama y toda ella estaba empapada, y comenzaba a temblar debido a la baja temperatura.

—No quiero groserías, Mercy. —su madre parecía al borde de su paciencia—. Vas a bañarte, arreglarte y comerás algo. No puedo creer que sigas aquí, sin haber salido una sola vez.

Bueno, ella tenía un baño propio y un teléfono para ordenar pizza, pero a menos de que quisiera que su madre explotara, no iba a decir eso. Ella estaba parada frente a ella con una jarra de vidrio vacía, y era peligrosa con objetos como esos, así que simplemente se puso de pie y se resignó a obedecer.

Era terrible tener que funcionar cuando simplemente quería seguir durmiendo o llorando. ¿Por qué no podían dejar que superara su tristeza?, ¿por qué no la podían dejar en paz?

Molesta y helada, tomó una ducha caliente. Cuando se vio lista, al menos para salir de su habitación, fue al comedor. Notó en el camino que toda la ropa de su cama había sido retirada por el servicio, pero no le importó demasiado. Se sentó en la mesa a esperar el desayuno, pero su madre se le quedó mirando.

Oh, claro.

Ella tenía que hacerse su propio desayuno.

—Lo siento —dijo Mercy—, la costumbre.

Su madre pareció ablandarse entonces, y frotó su hombro.

—No te volveremos a echar, Mercy. No cometeremos ese error de nuevo, sólo queremos ayudarte, ¿vale? —su madre parecía compadecida. Mercy no veía en sí misma nada de lo que compadecerse, pero ya qué.

—Seguro. —Mercy rompió un huevo en el borde de un sartén caliente y se preparó un revoltillo mientras hablaba con su madre—. ¿Y Dara?

—Fue de compras con Miles mientras Dwayne trabaja, dijo que sería genial si nos unimos más tarde. —Mercy sacó un poco de tocino del refrigerador para freírlo, pero su madre lo tomó en sus manos y lo hizo ella en el otro lado de la estufa.

Habían pasado años desde que habían cocinado juntas cualquier cosa, a decir verdad.

La madre de Mercy, Juliet, se veía tremendamente joven para tener cuarenta y cinco años. Su alma también era joven. Era como salir con una amiga, sobre todo después de que habían vuelto a hablarse. Juliet había cambiado. Ya no se veía capaz de hacer las cosas que antes hacía, como echar a sus hijos o despedirlos. Ahora era fácil estar con ella.

Ella le había dicho que quizás era porque experimentó de primera mano el perder a su hija, y no quería que volviera a pasar.

—Supongo que no hay problema —sonrió Mercy, y su madre, con la misma sonrisa y ojos, le correspondió.

Mercy se dio cuenta de que amaba su encierro cuando tuvo que salir. Primero, el drama de qué-mierda-se-iba-a-poner. Luego, el drama del sol. Odiaba el sol bastante. Luego, el drama de la gente. La gente era una mierda, sobre todo cuando respiraban y eso.

Sin embargo, Mercy lo hizo. Salió de su confinamiento solitario y fue al centro comercial. Se encontraron con Dara y su no-tan-grande-coche de bebé. Miles dormía plácidamente. Mercy no podía evitar preguntar cómo es que ella había adelgazado tan pronto y cómo es que ese bebé tan pequeño había creado tal bulto en ella, pero daba igual, porque amaba a ese pequeño gruñón rubio. Tenía tan sólo tres meses de vida, pero era la cosa más linda que Mercy tenía.

Lo paseó un rato mientras Dara y su madre discutían cosas de ropa. Mercy no sabía nada de ropa. No sabía vestirse y eso todos lo sabían, pero por los últimos años no había sido un problema. Odiaba pasar por las tiendas de tintes, y por las tiendas de discos, así que evitó esa zona por completo. Se compró un helado y se sentó a comerlo con Miles a su lado, cuando le llegó un mensaje.

Era Frences.

De: Frences.

"Hey"

Para: Frences.

"Qué hay"

Pasaron unos segundos antes de que ella respondiera.

De: Frences.

"Cal cumple 19 en poco tiempo"

Para: Frences.

"Genial"

De: Frences.

"No seas idiota y ven"

Para: Frences.

"No lo creo"

Y ahí culminó la conversación. No veía a Frences en persona desde hacía mucho tiempo, y la extrañaba muchísimo, pero no podía ir a verla ni ella podía venir, porque eso implicaba al paquete completo de personas. Skype no era suficiente, sin embargo, y eso era triste, porque de verdad quería ver a Calum. Cuando lo había visto por última vez, recién hacía terminado de recuperarse.

Odiaba haber llegado a la situación en la que estaba.

Antes de poder ponerse más triste, el pequeño Miles despertó. Sus lindos ojos nublados estaban llorosos, así que Mercy lo sacó de su coche y lo meció un rato. No sabía cuidarlo más allá de eso: mecerlo. Pero lo amaba mucho, y quería cuidarlo de todo mal.

Poco tiempo después estaban volviendo a casa. Dara se despidió de ellas y se fue a la suya, que estaba justo al lado. Cuando Mercy había escapado a San Francisco, Dara compró la casa al lado de la de sus padres con el dinero de su departamento. Ahora, era como si todos vivieran juntos. Incluso las casas se conectaban, qué ridículo.

Mercy volvió a su encierro. Amaba acurrucarse y olvidar todo por un rato, pero las cosas de las que buscaba escapar siempre la seguían, y esto no era la excepción.



esto es un asco, pero hay ascos que son necesarios 

omg

no puedo creer lo, de hecho, horrible que fue esto JAJAJAJAJ

bueno, se vienen cosas buenas

con un 1d de 4, lo que viene no puede sorprenderlas demasiado

*llorando*

Pd: elegir uno de entre los 1310932819381 gifs perfectos de Michael es dURO

Pd2: DURo

xx.


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