CAPÍTULO 2

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Deje de pensar en aquella noche, cuando Hugo entró en la sala, parecía muy enfadado y lo entendía perfectamente. A pesar de su enfado, vino corriendo a abrazarme y yo me permití llorar por primera vez desde que había sucedido todo aquello.

- ¡Hey! – me dijo secando las lágrimas con sus pulgares – no te permito que llores, no después de la que has liado, el que tendría que llorar soy yo que te voy a perder.

- No me vas a perder, solo son 10 años, eso no es nada, y con 27 seguiré siendo la misma de siempre, quizá me crezcan un poco más estas – dije mirando hacia mi pecho y él rio en respuesta.

- Solo a ti se té podría ocurrir pensar en eso cuando te están por llevar a la cárcel.

Lo observé mientras pensaba en lo mucho que iba a echar de menos su sonrisa. Hugo no era una persona que dijéramos que sonreía con facilidad, pero cuando lo hacía iluminaba toda la sala. Pensar en que no podría ver esos ojos verdes todos los días, o que no podría abrazarlo cuando quisiera, o en que no podría besarlo a mi antojo, me estaba matando.

- Bueno tu tendrás casi 30 años cuando salga – dije imaginándome a Hugo un poco más mayor, no mucho más alto y con su pelo marrón un poco más largo.

- Puedes dejar de pensar en la edad que tendremos – dijo sin dejarme acabar de hablar – te puedes concentrar en dónde vas a ir los próximos 10 años.

- Intento no pensar mucho – dicho eso me besó. Horas después vinieron a buscarme a la sala – no me eches mucho de menos – dije separándome de él.

- Tarde.

Al salir me llevaron hacia una furgoneta y llevarme a prisión. Mientras llegaba al coche, me llevé una bofetada y cuando me giré para ver quién era el responsable no me sorprendió.

- ¡Asesina! – me gritó – Eres una maldita desagradecida, mi hermano solo te dio una mejor vida, cuando los estúpidos de tus padres murieron. Como te has atrevido a matarlos, tranquila me haré cargo de tu hermana y la educare para que no sea como tú. – me dijo la hermana de Chad.

- No permitiré que te quedes con Sara, jamás volverá a estar con tu familia de locos.


Me escupió y me reí. Me reía para no derrumbarme en aquel momento, no necesitaba que esa loca me viera débil.

El camino a la cárcel no estuvo mal, en la furgoneta solo estábamos el conductor, un agente que iba detrás conmigo y yo. Me hizo gracia la manera en la que tenía agarrada el arma, en posición de ataque, por si me quería escapar. Como iba a escaparme de una furgoneta blindada que iba a saber por cual carretera iba, madre mía se pensaban que era peligrosa. Bueno tampoco había dado indicios de no serlo.

Al llegar me desnudaron, ducharon y cachearon, me dieron un uniforme de presa y me acompañaron hasta una celda de aislamiento. Me asombre, no entendía porque estaba en aislamiento.

El primer día fue un poco duro, me trajeron comida solo una vez, el segundo pensé que iba a mejorar, pero no lo hizo y así pasé días, semanas, meses quizá. Estaba todo oscuro así que no sabía ni el día ni la hora de la semana que era. Al pasar un tiempo un guardia abrió la puerta y me dijo que tenía visita y me guío hasta una sala, fue entonces cuando lo vi. Cogí el teléfono y me lo puse en la oreja.

- Helena. – me llamó Hugo – te han tenido en aislamiento durante dos meses, las cosas por casa no han ido tan bien como esperaba. Susana tiene la custodia de Sara, pero mi padre está arreglando los papeles para conseguir que tu abuela sea su tutora. – hizo una pequeña pausa esperando a que le dijera algo, pero al ver que no le contestaba, siguió – no te preocupes, se arreglará todo.

- Hugo. – dije sin ganas – solo quiero saber si ella está bien lo demás no me importa.

- Claro que te tiene que importar, casi me peleo con un juez por tenerte en aislamiento estos meses, me ha sido muy complicado venir a verte hoy. Por cierto, Sara de momento está bien, al estar muertos vuestros padres la custodia ha sido concedida para el tutor que ellos eligieron, es decir, Susana.

- Esto está siendo una tortura, me han tenido en aislamiento durante dos meses y no había hecho nada.

- Susana es muy influyente, ella dijo que tenías una conducta muy agresiva, por eso decidieron tenerte aislada, y esa es la razón por la cual no he podido verte hasta ahora. – después de decir eso puso la mano en el cristal y yo hice lo mismo – espero que la próxima vez pueda rozarte ni que sea la mano, te qui...

- Se ha acabado el tiempo de visitas. – dijo un guardia mientras me cogía del brazo y me arrastraba hacia la puerta.

Antes de salir me gire y le susurre un yo también te quiero. El me miró triste y agachó la cabeza para que no me diera cuenta, pero lo conocía muy bien y estoy segura de que se le cayó una lagrima. Tampoco iba a culparlo por llorar, yo también lo estoy pasando muy mal. No era fácil estar en la cárcel por algo que no había hecho, solo estoy aquí porque no iba a permitir que mi hermana fuera la que estuviera en mi situación. 

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2022 ⏰

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