2

13.6K 1.6K 629
                                    


Nanon. 🍂

La verdad yo no entiendo la razón por la que a mi Omega le gusta Ohm, es decir, sí, es guapo, pero es idiota.

—¿Qué estás mirando? —me pregunta de la nada y empiezo a toser desviando la mirada.

—Nada.

Tampoco es que haya mucho que hacer acá aparte de verlo ejercitarse.

No entiendo como la gente pasa tanto tiempo en una celda sin internet.

Ha pasado solo un día y quiero una pizza o morirme.

—¿Por qué eres el líder? —suelto abrazando mi almohada y él detiene un momento los abdominales que está haciendo.

Supongo que conversar con él hará que el tiempo pase más rápido.

—Porque soy el más fuerte.

—Eso como puedes saberlo, ¿peleaste con todos acá?

No entiendo que es gracioso, pero se ríe y camina hasta mi lado.

—Puedo matar a cualquiera de este lugar usando solo una mano.

—A ver a mí —le digo con una sonrisa.

—No hagas eso —susurra golpeando su cabeza contra mi cama— estás todo el tiempo hablándome sin ninguna clase de respeto.

—El respeto se gana y tú ya lo perdiste.

—¿Yo qué hice? —pregunta frunciendo el ceño.

—Al llegar, me empujaste al piso, me hablaste feo y luego me quisiste tirar de la cama, además te burlaste de mi en las duchas —le recuerdo señalándolo con mi dedo— eso no se hace.

—Ni siquiera te he golpeado, no seas tan llorón, ¿acaso eres un Omega?

Tengo ganas de jalar a mi Omega de la cola y hacerle escuchar esto cien veces hasta que entienda por qué no debe gustarle él.

—Imbécil —susurro girando para darle la espalda.

—Eres tan… raro —dice subiendo a mi cama y lo miro mal.

—¡Oye, estás sudado!

—La litera es mía, agradece que dejé que duermas acá.

—No me importa, salte, hueles horrible.

—Ahí está de nuevo lo raro —responde entrecerrando los ojos— nunca he visto a un Alfa quejarse de algo así.

—Quizás es porque te juntas con puros Alfas delincuentes.

—Bueno, si no eres uno, ¿qué haces acá?

Suspiro mirando al techo y muevo la cabeza tratando de organizar en mi mente lo que ocurrió.

—Tenía una empresa.

—¿Y?

—Mi mejor amigo hacia cosas malas ahí, soy un cómplice porque todo estaba a mi nombre y firmé muchos papeles, sin embargo, no pudieron probar que yo esté involucrado como él, y por eso, no me quedaré acá mucho tiempo.

—Tengo una empresa también y no se la confío a mi mejor amigo.

—¿Por qué?

—Porque darle tu confianza a alguien, es estúpido.

—Suelo hacerlo, el confiar, supongo que es algo que debo cambiar, ¿estás acá por algo que ocurrió con tu empresa?

—No —responde riendo— mi empresa está en esta cárcel, meto armas, drogas, cualquier cosa que te imagines, además brindo otros servicios para los presos que tienen asuntos pendientes afuera, tengo a algunos policías trabajando para mí, y un par de personas que me ayudan a organizar todo.

Tiene que ser una broma.

—No es cierto.

—Lo es, estoy acá porque hice muchas cosas malas afuera por las que me pagaban bastante, al llegar era multimillonario y estaba aburrido, así que hice mi empresa desde esta celda.

Estoy empezando a hiperventilar.

—¿Ahora ya tengo tu respeto?

—Eso da miedo —respondo alejándome— es diferente.

Puedo notar que su mirada cambia y carraspea alejándose también.

—Pero no te haré daño.

—¿Por qué? —pregunto interesado.

Le creo, ya lo ha demostrado.

—L-Le caes bien a mi Alfa.

Apenas lo dice salta de la litera y vuelve al rincón en donde se ejercita.

Me genera mucha preocupación que esas palabras me hayan hecho tan feliz.

No podría ser mi destinado, es decir, no puede tocarme a mí alguien como él, ¿verdad?

—A mi no me agradan los asesinos y siempre hablas de matar —digo alto.

—Bueno, vas a tener que pasar mucho tiempo con uno desde ahora.

—Eso es horrible —respondo bajando para ir hasta la reja y me desespera que esté cerrada.

—¿Quieres ir a dar una vuelta?

—Estamos en horas…

Me quedo en silencio al ver que me estira unas llaves.

—Solo no llames mucho la atención.

—No voy a salir, eso es ilegal, ¿por qué tienes llaves? ¿acaso puedes hacer lo que te da gana?

—Sí —dice tranquilamente.

—¿Incluso traer una pizza?

No sé por qué he dicho eso.

—¿Quieres una pizza? —me pregunta levantándose y saca un teléfono de su cajón— puedo pedir una con un mensaje.

Esto va en contra de mis principios y en contra del rechazo que quiero mostrarle.

—De tocino.

De acuerdo, estoy encerrado con un criminal imbécil, pero tengo una pizza, al menos lo equilibra un poco.

—¿También te agrado? —pregunta luego de teclear y niego rápido con la cabeza.

—¿Por qué me agradarías?

Él se acerca de nuevo y mi corazón se acelera.

Su mano se apoya en mi pecho y siento que voy a desmayarme, porque mis piernas están temblando.

—Dentro de ti, a tu lobo, ¿yo le agrado?

Es justo ahí que siento como llega su olor a mi nariz y ahora es ligeramente diferente al habitual, es más fuerte y eso me gusta.

—Sí —respondo sin pensarlo bien y me arrepiento al instante.

Él parece bastante satisfecho y retrocede, para agarrar de nuevo el teléfono.

—Pediré algo de tomar también, hace mucho calor.

Es bastante extraño que lo mencione, porque yo tengo frío.

Celda 55• [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora