9

7.5K 948 354
                                    


Nanon. 🌱

Decirle a Ohm que yo era su territorio, ni siquiera es importante.

Es decir, tenemos que ponerle el contexto, estaba con él en la cama, y tenía su pene metido en mí, así que obviamente no estaba pensando.

Además, fue hace como 50 años, es medio rarito porque se acuerda.

—Papá.

—¡Ah! —grito soltando el plato del desayuno, y Lea me mira de forma juzgadora.

—¿Qué pasó?

—Estaba pensando en tu lista de útiles porque me preocupa tu educación, Lea, me asustaste, no te aparezcas así.

—Pero estoy sentada acá comiendo desde hace bastante.

—No te había visto, princesa, perdón —respondo acercándome a ella— mira, tengo estas llaves que son para papá, así puede venir siempre a verte, ¿te gusta la idea?

—Sí —dice sonriéndome y luego aplaude— se va a poner feliz.

El timbre suena, porque ya ha llegado, y yo camino a la puerta para abrirla.

Retrocedo al ver que es Dew.

Me pareció haberle dicho que lo vería en la oficina, pero dejo que entre.

—¡Buenos días! —dice hacia Lea y ella luce decepcionada.

—Buenos días, Dew —le responde dejando las llaves a un lado y vuelve a agarrar su cuchara.

—¿Esto qué es, princesa?

—Son llaves para papá Ohm —suelta antes de que pueda detenerla.

No sé si es necesario ocultarle cosas a Dew, pero hay cosas que prefiero no decirle.

Le ha molestado, lo sé porque la forma en que me mira.

—¿No te cansas de ponerte en esta situación por alguien así? —me pregunta directamente.

—Dew —digo negando con la cabeza— puedes esperarme un momento, Lea ya casi se va, tiene que salir a comprar algunas cosas porque falta poco para que empiecen las clases, ¿verdad, mi amor?

Sonrío porque Lea asiente al instante, y así compruebo que no ha notado el comentario que hizo.

—¿Con quién va ir, Nanon? ¿Él siquiera tiene permiso de estar a solas con una niña?

Bueno, suficiente.

—Alguien amaneció de mal humor —le digo a Lea, con la voz aún calmada— eso significa que Dew va a ir a esperarme a su auto.

—¡No iré a esperarte afuera!

—No le hables así a papá —dice Lea mirándolo asustada.

—Ve a tu habitación —le responde bajando la voz.

—Pero estoy desayunando —susurra haciendo un puchero.

—¡Ve a tu habitación, Lea!

No me gusta ponerme violento delante de Lea, y normalmente acostumbro esperar a que ella se vaya para continuar una discusión.

Pero de forma instintiva siento mis colmillos saliendo, mientras la agarro para pegarla a mí.

—No le grites.

Mi corazón se siente herido cuando veo que ella se aferra a mí con sus dos manitas, cerrando los ojos.

Le tiene miedo.

—Bebé —susurro besando su cabeza— ve un minuto a tu habitación, y te alcanzo, ¿de acuerdo?

—Sí, papi —dice asintiendo y apenas baja de la silla, corre por la sala y escucho su puerta cerrándose.

Nunca antes había estado tan enojado con Dew.

—¿Qué demonios te ocurre?

—Estás dándole las llaves de tu casa a un delincuente que nunca hizo nada por ti, lo dejas estar todo el tiempo contigo, incluso sales con él, qué demonios te ocurre a ti, Nanon, parece que intentas ignorar la clase de persona que es.

—No es tu problema, así que vete a la mierda, y no vuelvas a levantarle la voz a mi hija, jamás.

—Es mi problema porque llevo años esperándote, tú sabes lo que siento, y como me esforcé por ser un buen hombre para ti y para tu hija, pero siempre estás arruinando todo lo que intento construir contigo, yo estuve a tu lado cuando nadie más estuvo, y merezco esto mucho más que él, pero tú alejaste a Lea de mí.

—Él es su papá, y yo no quiero construir nada diferente a nuestra amistad, te lo he dicho muchas veces, porque no te quiero de esa manera, tú sabes que siempre estaré agradecido contigo, pero empiezas a asustarme.

—¿Te asusto yo, pero no el asesino?

—Yo confío en él —respondo alzando un poco la voz.

Sale de mi boca un jadeo de sorpresa al sentir la mano de Dew en mi rostro.

Su golpe me ha tomado tan desprevenido, que no tengo idea de cómo reaccionar.

Estoy algo paralizado porque siento un hilo de sangre bajando de mi nariz y mi tensión empeora cuando suena la puerta.

Lea sale corriendo de su habitación, y yo trato de no mirar a ese lado.

—Ya nos vamos a trabajar —digo agarrando a Dew de la muñeca, para jalarlo afuera.

Tengo ganas de devolverle el golpe y luego llorar, pero no quiero que Lea se dé cuenta de lo que pasó.

Y me avergonzaría que Ohm lo sepa también, así que no voy a decir nada.

Celda 55• [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora