Prologo.

12 3 0
                                    


Él cerró la puerta al momento que me senté, luego rodeo el escritorio tratando de entrar sin que su panza sea una molestia. Tengo una mala sensación desde que entre, pero he aprendido a mantenerme tranquila aunque mi subconsciente me grite cosas.

Junto sus manos sobre la mesa, y me observo.

—Bueno, señorita, estoy agradecido que usted haya querido venir aquí a ayudar —dijo serio, casi con desdén.

Sonreí por cortesía. La verdad era que yo no vine aquí porque YO lo haya querido. Más bien mi padre y abuelo estuvieron presionándome para que lo hiciera. No tuve más opción.

Cruce las piernas.

—Le agradezco dejarme unirme —conteste, hipócritamente—. Quiero hacer el mejor trabajo posible. —en eso no mentía, al menos.

Soy Sassy Bloq, cuarta generación de psiquiatra en la familia Bloq, estoy en tercer año de universidad y estoy aquí para la parte divertida de la carrera: la pasantía. Estoy ansiosa. Desde que comencé he estado esperando poner mis análisis en práctica. Bueno, tampoco soy la mejor.

Los profesores tienen sus ideas respecto a mí y no quiero decepcionar a mi familia. Además, he trabajado duro para llegar al nivel en el que me encuentro. No es por presumir, pero entre a la universidad dos años antes de lo que normalmente se ingresa.

Quería hacer mi pasantía en una agencia de investigación, esa era la idea, el sueño, lo ideal al igual que mi padre, no obstante, hubo un error y termine en la estación policial local de la ciudad de Seattle. No era lo que planeaba, pero tampoco está mal. Lo que quiero es ejercer lo demás no importa.

El jefe de estación, un hombre calvo que ronda los 45 años abrió la gaveta del escritorio, sacando una pila grande de papeles que rápidamente note han estado guardados por mucho tiempo, dado el olor y la telaraña que broto al abrirla.

—Justo ahora, nuestro trabajo es más que todo papeleo —se puso sus anteojos y con una energía débil paso página por página. Lo mire en silencio —.Mas que hacer algo, creo que solo venimos a perder el tiempo.

Trague medio confundida. ¿De qué habla? Me removí en la silla y me aclare la garganta.

—Se supone que vine para hacer análisis y perfiles —señale, mirando los papeles con algo de asco —. ¿No hay alguna clase de cosa que alguien que estudia psiquiatría, como yo, pueda hacer?

Pensó unos momentos haciendo una mueca con los labios.

Esta era una de las razones por las que venirme a una unidad pública no estaba en mis opciones. Las comisarías de policías no son mi entorno. Las odio. Odio su olor, las paredes, las personas, la sensación que emite y la energía, todo.

Le dije a papa que la mejor opción era ir a un hospital psiquiátrico donde los casos para analizar y las tareas con relación a mis estudios están por el aire, pero él, siendo quien es, cree firmemente que la mejor forma de aprender es fuera de tu zona de confort.

Mire con incomodidad como el señor comenzó a toser por el polvo de la carpeta y reflexione si era conveniente contarle mis cosas a papa de ahora en más. Jugué con mis dedos mientras se recomponía. Sacudió la cabeza y dio golpecitos a su pecho, luego el teléfono sonó.

— ¿Sí? —atendió, ajustándose los lentes.

Me destense en la silla de metal, ya tiene mi trasero aplastado.

Un cuadro raro en la pared llamo mi atención mientras él hablaba incoherencias para mí. Me concentre en los matices tenues y la técnica de pintura del cuadro; como si estuviera difuminada la imagen, sin embargo, podía notar que era una fruta.

— ¿Cómo? ¿No le dijiste? —mi atención regreso al hombre frente a mi — ¿y qué esperas que yo haga? No puedo estar pendiente de alguien como él, es más, asígnale alguien al caso. No importa quien, solo mantenlo satisfecho.

Su mirada dio con la mía, dándome escalofríos. El brillo raro de sus ojos me dio mala espina y maldije a mi padre cuando soltó:

— ¿sabes qué? Ya tengo a la persona. Dile a X que trabajara con una de las mejores en su campo y que no se preocupe, resolveremos este caso.

Luego corto.

Trague nerviosa, mi corazón palpita desbocado, mi cabeza no logró procesar esos cinco minutos. ¿Va a pasar lo que creo que va a pasar? A pesar de mi "calma" exterior mi interior solo grita: "¡Huye!".

No quiero trabajar aquí, no estoy estudiando psiquiatría para trabajar como detective, ni siquiera me gusta esa carrera.

—De acuerdo —dijo, estúpidamente motivado. Odio esto, odio esto, odio esto. —Conseguí a alguien que va ayudarte.

Oculte mis ganas de gritar.

 —¿Quién? —realmente no me importaba, solo quería morirme.

El alzo su comisura izquierda, como si lo que estuviera a punto de decir fuera de mi interés o agrado.

— ¿Has escuchado hablar de X?

Fruncí las cejas y negué.

¿"X"?

— ¿no?—se quitó los lentes y los dejo sobre la mesa—Bueno, siempre hay una primera vez para todo parece. X es un detective privado que trabaja en conjunto con la policía, no sabría darte una descripción de él, pero aseguran que es estresante—sonrió—. Buena suerte con él, Sassy Bloq.

//

Assesino Annonimo. (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora