Caminaba por los largos pasillos de esa escuela, en dirección al patio de educación física, una materia que mucho no le gustaba.
Caminaba despacio, como queriendo nunca llegar al patio, no tenía ganas de escuchar esas risas burlonas de sus compañeros, o esas conversaciones que hacen a sus espaldas, hablando mal del físico de uno, odiaba eso.
Suspiro pesado, había llegado a ese lugar no deseado. Miraba a todos lados, buscando algún lugar donde no llamara tanta la atención, lamentablemente no fue así, solo se tuvo que sentar en un banco y esperar a que el profesor llegara.
No hacía mucho, tampoco tenía muchas cosas que hacer, era solo esperar sentado en su lugar, callado, como siempre. Miraba con atención el pasto, había una linda hormiga ahí haciendo su trabajo, quizás eso lo distraiga hasta que empezaran a molestar.
Miró para arriba, de la nada se había oscurecido todo. Se encontró con la figura de un joven albiceleste, su expresión demostraba confusión y curiosidad, queriendo saber lo que el estadounidense estaba haciendo. — hola gordis, que mirabas? — Usa bajo la cabeza, decidido a no responder, pero se sorprendió al sentir una mano tomándolo del mentón y obligando elevar su cabeza, volviendo a ver la misma figura ahí adelante, con su expresión esta vez algo más seria — amor, es de mala educación ignorar a una persona cuando te habla — pauso para poder mirarle a los ojos celestes que el mayor tenía, eran bastante lindos para decir verdad — vamos.. tan poco te gusta mi presencia? — se sentó en una pierna del yankee, logrando asustar a este y también logrando llamar toda su atención — Get down from there, my legs are not chairs — el argentino rió, acercando su rostro a la del mayor — mh... Bueno, lo haré. Pero más tarde acompáñame a los vestuarios, si? — el estadounidense no entendía el por qué estaba siendo así ese chico, no le daba vergüenza que lo vieran así con él? Se preguntaba.
Argentina rió otra vez y se alejó del yankee, además, había llegado el profesor.
Empezó la clase: mucho trote, saltar, y esa porquería del ejercicio. Por momentos el mayor miraba al argentino, había notado como los ojos verdes del celestino estaban pegados a él, y como quería llamar su atención haciendo uno que otro movimientos seductores, obvio disimulando, ya que los podían ver el profesor o alguien más se daría cuenta, pero para la suerte de ambos nadie nunca notaron nada.
Cuando por fin terminaron con todas esas actividades, pudieron parar a descansar y tomar algo de agua. La siguiente actividad era un deporte, pero esto ya era opcional si querías o no jugar.
Usa se dedicó a ver cómo todos elegían sus equipos para poder jugar, es obvio que él no quiso jugar, no era bueno y sabía que nadie lo iba a querer en su equipo, además, estaba cansado, así que solo iba a esperar a la hora de irse de ahí y ya.
De repente sintió una mano en su hombro, eso lo asustó, pero se alivio al ver la silueta del argentino ahí, aunque no mucho, tenía una mirada algo... traviesa quizás? — vamos a los vestuarios como te pedí? — susurro en el oído del mayor, dándole un escalofrío a este por eso. No sabía qué hacer: que quería ese chico con él? Por que actuaba así? Y si era una trampa?
Suspiro, y solo.. asintió.
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Sus labios se mantenían unidos, sin querer separarse, se estaban besando muy apasionadamente, separándose por momentos para poder respirar y luego volviendo a besarse con más desesperación.
Usa aún procesaba todo, no entendía el como llegó a esa situación, pero si que le estaba gustando, no iba a mentir. Sentía el cuerpo pequeño del otro muy pegado al suyo, y sentía como hacía movimientos para rozarse con su entrepierna.
Se sentó en un banco de aquel vestuario, y dejo que el menor se sentara en su regazo, siguiendo con su beso y ahora también sacándose las prendas de ropa, tirando las todas al piso de cerámica blanca.
Argentina se acomodó para dejar entrar al miembro del mayor, empezando a bajar con cuidado, quejándose un poco por el dolor. Jadeo grave al sentirlo todo adentro, tomándolo fuerte de los hombros al mayor, este otro lo tomo de las caderas para ayudarlo a que salte, y con cuidado empezó a subir y bajar, consiguiendo jadeos y gemidos graves de parte de los dos.
Usa miraba con atención al como saltaba el menor, tenía los ojitos achinaditos y la carita roja. También escuchaba el chapoteo que se más ruidoso aún ya que se lograba escuchar un pequeño eco en ese lugar.
— ah..~ ah! Usa! — sentía como el miembro del mayor entraba y salía de él, quería sentir más y más de eso, empezando a aumentar la velocidad de los sentones — dios! Ah!! Me encanta! — se mordía el labio para que no se le escaparan gemidos tan fuertes, no fuera a ser cosa que los escucharan.
Luego de un rato, estaba el argentino encima del mayor, sintiendo las manos del yankee en sus muslos que ayudaban a este con las embestidas. Gemía encantado, esa posición que estaban lo excitaba bastante.
— Ah! Ah... Ah!! Usa!! — curvo un poco su espalda, haciendo un lindo arco ahí, ya estaba por correrse. Usa notó eso, aumentando la velocidad de las embestidas, para también poder terminar. El argentino gimió alto, manchando todo su abdomen con su esperma, al rato sintió como el mayor se corría dentro suyo, dando a entender que ya había terminado.
Se dió la vuelta para poder ver al mayor, este estaba igual de agitado que el celestino. Se le acercó al rostro y le dió otro beso, siendo correspondido al instante.
Al separarse, el argentino sonrió y se acomodó en el pecho del mayor para descansar — sabes? No eres tan malo como dicen todos.. — pauso su charla para reír un poco — me encantas mucho, Usa.. enserio —
Usa lo miró a los ojos verdes que este tenía, no había entendido que eso último que dijo el argentino era una declaración de amor.
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Los dejo con suspenso de qué paso al final porque mi imaginación no me da más ideas :D
