Capítulo 1

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22 de enero 2017

— ¡Kisaki! ¡Kisaki Reiko!

Unas miradas curiosas voltean al llamado, aunque no sea ese su nombre, regresan a sus asuntos cuando ven que la persona que ha sido llamada a recoger su pedido es una niña.

— ¿Escuchaste? Se llama igual que el líder de la Tokyo Manji —alcanza a escuchar los susurros de unas señoras cuando ella pasa entre las mesas.

—Es cierto ¿seran familiares?

— ¡Imposible! No se sabe si ese sujeto tiene familia, aunque no dudo que quizás sí, pero esta niña se ve algo crecidita. Seguramente solo es una coincidencia.

Las ignora por completo para poder acercarse a la barra y recoger su smoothie de mango con coco y tapioca.

Maldice a sus adentros luego de agradecer el pedido y ver en el vaso de plástico, su nombre. Odiaba su apellido, odiaba ser hija de ese tipo.

Evade su realidad, de las miradas curiosas que la observan cuando sale del local, colocándose sus audífonos para escuchar algo de música mientras se pone en marcha para ir a recoger a su madre, aunque debería ser al revés, pero sabe que puede llegar a olvidarlo, así que, desde hace un tiempo, opta por ir a buscarle directamente.

Ha dejado atrás las calles principales de Tokyo, donde la iluminación de las calles, negocios y espectaculares que hace parecer que sigue siendo de día. Se dirige por unos callejones cercanos, donde las luces van disminuyendo su proyección, ampliando más las sombras y rincones oscuros. Las luces de neón parpadean débilmente, intermitentes, hasta que terminan por fundirse algunos de ellos, dejando a medias los letreros de negocios clandestinos.

Nadie puede saber a dónde va ella, o simplemente, no puede dejar que alguien descubra por donde va a entrar. Así que tiene cuidado por qué calles entra y por donde sale. Afortunadamente no hay policías en la zona, se ha cerciorado de ello un par de veces. Lo menos que quiere es causarle problemas a la organización.

Tampoco es como si alguien supiera quien es exactamente. Después de hacerse un radical cambio de look hace un par de días, es más difícil identificar que la chica que entra por una puerta oxidada es la misma que entro por el mismo lugar la semana pasada. Dejo atrás el cabello rubio para teñirlo de rojo, peinándose con coletas altas aprovechando el largo de su cabello, y en su oído izquierdo lo decoro con algunas perforaciones. Inclusive rapo la mitad de sus cejas, asegurando un aspecto más rudo, según ella.

—Yo! Estoy buscando a mi padre —no es necesario que se identifique con su nombre al llegar, los subordinados que trabajan para su progenitor la identifican al instante por su tono de voz. Agachan la cabeza y saludan.

—Buenas noches, Reiko-san.

—El señor Kisaki no está aquí hoy —se acerca un hombre alto de aspecto serio, vestimenta de traje, impecable, hacia ella.

—Ese imbécil no, mi otro padre —rueda los ojos cuando mencionan a Kisaki. Para ella sería más sencillo decir que busca a su madre, Mikey, pero le ha dicho que no hable así de él frente a los demás, aunque sea la verdad.

—El señor Mikey está en el último piso en unas "negociaciones" —se corrige, traga saliva ante su equivocación y notar el ceño fruncido de la niña frente a él.

—Negociaciones...eh... —desvía la mirada, bebe un sorbo más de su bebida, antes de asentir—. Bueno, voy a subir.

—Espere aquí, iré a anunciar que ha llegado —apenas ella da un paso, el mismo hombre le impide seguir.

Sempiterno [Draken x Mikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora